Mito: Es mejor que tiemble "de a poquitos" porque así se libera la energía y no sucede un terremoto grande.
Realidad: Si bien es cierto que la ocurrencia de sismos pequeños libera cierta cantidad de energía y, consecuentemente, relajan la concentración de esfuerzos en una falla, estos no previenen la ocurrencia de un sismo de gran magnitud.
Un cambio de un grado en la escala de magnitud equivale a un cambio de treinta veces en la cantidad de energía liberada. Por ejemplo, se necesitarían treinta eventos de magnitud 3 para liberar la cantidad de energía de un evento de magnitud 4. Harían falta 900 sismos de magnitud 3 para igualar la cantidad de energía de un sismo de magnitud 5. Si hablamos de un sismo como el de Limón en 1991 que tuvo una magnitud de 7.7 grados, se necesitarían más de 810 000 sismos de magnitud 3.7 (o más de 27 000 sismos de magnitud 4.7) para liberar una cantidad de energía similar.
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