domingo, 5 de agosto de 2012

Abrazada a su talismán chamánico, consciente hasta el último minuto y cumpliendo su promesa de que la muerte sería una transición tranquila, la cantante de origen costarricense Chavela Vargas partió la tarde de este domingo al último de sus viajes, del que no habrá regreso. Tenía 93 años cumplidos, que vivió con una intensidad envidiable, rebelde y desafiante y rodeada del cariño de su México querido, país al que emigró siendo una adolescente y que fue su verdadera patria.


Falleció este domingo

Se fue Chavela

Redacción
En su agonía pidió que le llevaran el medallón chamánico que le habían regalado los indios huicholes y que solía usar en sus conciertos.
Abrazada a su talismán chamánico, consciente hasta el último minuto y cumpliendo su promesa de que la muerte sería una transición tranquila, la cantante de origen costarricense Chavela Vargas partió la tarde de este domingo al último de sus viajes, del que no habrá regreso.
Tenía 93 años cumplidos, que vivió con una intensidad envidiable, rebelde y desafiante y rodeada del cariño de su México querido, país al que emigró siendo una adolescente y que fue su verdadera patria.
"Alrededor de la una de la tarde, es decir, hace unos pocos minutos murió Cahvela. Se fue con muhca paz, no se quejó", declaró la amiga y biógrafa de la intérprete, María Cortina, a las peurtas del hospital Inovamex de Cuernavaca, unos 90 km al este de la capital mexicana.
La salud de Chavela Vargas se deterioró rápidamente en los últimos días, tras regresar de un viaje a España donde participó en el lanzamiento de su disco "La luna grande", en homenaje al poeta español Federico García Lorca, cuya obra era unad e sus grandes pasiones.
Al regresar a México cayó enferma con una bronconeumonía de la que no logró salir adelante, pese a los esfuerzos de los médicos.
Chavela había pedido que no la mantuvieran viva artificialmente, con maniobras o aparatos de resucitación, pues estaba consciente de que había iniciado el proceso "no de la muerte, porque las chamanas nunca morimos", sino hacia otro estado espiritual.
En su agonía pidió que le llevaran el medallón chamánico que le habían regalado los indios huicholes que habitan las montañas del centro de México, que solía usar en sus conciertos.
Cortina explicó que desde la noche del sábado, la cantante tenía problemas muy serios de respiración. "Ya prácticamente no le llegaba oxígeno", afirmó.
Durante la madrugada del sábado un grupo de admiradores le llevó serenata a las afueras del hospital.
Aparentemente, Chavela Vargas se fue de este mundo sin haber remontado el resentimiento que siempre dijo tener hacia Costa Rica, su país natal, que asegura nunca valoró su talento ni le perdonó su lesbianismo.
En los últimos años vino pocas veces al país y en una ocasión intentó establecerse cerca de su familia en San Joaquín de Flores, Heredia, pero pronto se sintió asfixiada y regresó a México, que fue su verdadera patria.
Isabel Vargas Lizano (este es su verdadero nombre) prácticamente huyó de Costa Rica siendo aún adolescente y se estableció en México donde pasó unos primeros años difíciles, cantando en los calles y bares del distrito federal, acompañada con su guitarra.
José Alfredo Jiménez, el compositor más afamado de México durante el siglo XX, la descubrió en los arrabales y se conveció de que su voz ronca y apasionada podían triunfar en el medio mexicano.
Su relación con Jiménez le permitió establecer una relación cercana con algunas de las más descollantes figuras del ambiente artístico mexicano, como los pintores Diego Rivera y su compañera Frida Khalo.

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