jueves, 19 de julio de 2012

¿Pura vida? Si aún puede darse el lujo de responder: ¡pura vida! será quizás una de las excepciones. De acuerdo con Minor Mora y Juan Pablo Pérez, expertos de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Costa Rica se enfrentará a un futuro nada pura vida. En este país, la respuesta será un “ahí vamos”,”la estoy pulseando” o “aquí en la lucha”.

¿Pura vida? Si aún puede darse el lujo de responder: ¡pura vida! será quizás una de las excepciones.
De acuerdo con Minor Mora y Juan Pablo Pérez, expertos de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Costa Rica se enfrentará a un futuro nada pura vida. En este país, la respuesta será un “ahí vamos”,”la estoy pulseando” o “aquí en la lucha”.
¿Ya está usted afuera del grupo de los Pura Vida? En el estudio “Se acabó la Pura Vida, Amenazas y Desafíos en la Costa Rica del Siglo XXI”, se enmarca el rumbo histórico de nuestro país, el cual ya da señas de un empobrecimiento reflejado en las estadísticas y cifras contundentes. La Costa Rica próspera de clase media parece un dibujo corroído de las épocas de bonanza.
“Costa Rica logró generar, en la segunda mitad del siglo XX, un amplio proceso de inclusión social y uno de los patrones distributivos más equitativos en América Latina. Las transformaciones acaecidas en las últimas tres décadas, relacionadas con el cambio en el modelo de acumulación, marcan los límites del pacto social del 48. Durante esa fase se intentó, por medio de la adopción estrategias políticas, conciliar procesos de acumulación y procesos redistributivos. La era de la inclusión social de amplio espectro parece haber llegado a su ocaso…”
Mora y Pérez afirman que son las decisiones de corte político, con relación al ingreso a los mercados internacionales y la globalización, las que han condenado a los costarricenses a vivir cada día más al borde de la pobreza. A partir de 1995 una quinta parte de los hogares engrosó las filas de pobreza, mientras que el coeficiente de Gini – que señala la acumulación de la riqueza- pasó de 0,37 en 1990 a 0,42 en el 2006.
A raíz de esto una nueva cepa de pobreza se perfila, bajo la que “pobre” no será a quien le faltan alimentos en el plato o ropa para vestir, sino personas con capital humano, vivienda y hasta trabajo formal pero que se verán al borde del abismo y en inminente vulnerabilidad, porque la frontera de la inclusión social se desplazó hacia arriba.
“No bastaría en la actualidad con superar la línea de pobreza para posicionarse en una situación de integración social consolidada”, dice el estudio.
Mientras esta realidad nos absorbe, los políticos siguen usando “curitas y acetaminofén” para un mal en aumento. En boca de los autores “no hay, entonces por qué preocuparse, todo marcha como siempre: “pura vida”, rezan las expresiones oficialistas” pero “muy probablemente para este grupo de población, no todo en Costa Rica es “pura vida”.
LA INNEGABLE FACTURA SOCIAL
De acuerdo con ellos, los costarricenses ya no pueden hacerse la vista gorda ante el futuro incierto que nos espera pues existen señas inequívocas que demuestran un cambio en la brecha social: los ricos de antes no ostentaban su abundancia mientras que ahora la diferencia está en todas partes.
“Hoy en día, las mansiones, las casas de playa hiperlujosas, los condominios exclusivos de acceso reducido a sus residentes, los autos de lujo y los desplantes consumistas de las nuevas élites se despliegan, cual lluvia de octubre, por doquier. Hay, pues, síntomas palpables de una creciente polarización social entre las clases altas y el resto de la sociedad, en especial, con respecto a los sectores subalternos.”
Sin embargo, la desigualdad va más allá de la clase social y la alcurnia, sino que influyen en esta el nivel educativo, género, nacionalidad, edad y territorialidad. Para ellos, solo la remoción de las diferencias educativas limaría asperezas en un tercio de la población.
Por eso los autores apelan a la necesidad de un nuevo pacto social. A su juicio, el del 1948 quedó corto a la reconstitución de las desigualdades sociales y la erosión de la ciudadanía social y no pecan en advertir que, en algunos campos, como el social, se nos acabó sin lugar a dudas la época… pura vida.

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