Con esa frase, abrió su primer discurso el recién nombrado presidente del Congreso, Víctor Emilio Granados, del Partido Accesibilidad sin Exclusión (PASE).
Para él, este paso por su vida era “inimaginale”, tras ser condenado a ocho años de cárcel, por una estafa contra el Banco Nacional en 1989, de los que descontó dos años y nueve meses.
“Fui joven y como ser humano me equivoqué. Mi pasado se funde en mi presente. Lo asumo como parte de mi ser. Soy la suma de errores y aciertos. Es lo que yo soy”, agrega.
A pesar de haber sido fuertemente criticado por sus contrincantes, tras el anuncio de su postulación a la presidencia, Granados sostiene: “No guardo rencores ni odios. En mi corazón, no albergo resentimiento alguno”.
El retiro del PASE de la Alianza por Costa Rica, según él, se cimentó sobre la base del odio y la desconfianza, ya que según él nunca se logró construir un proyecto en el que su agrupación tuviese cabida.
Su pacto con el Partido Liberación Nacional es “un pacto de gobernabilidad”. “El PASE se ofrece como puente para que en él fluyan las bases del diálogo y se consoliden las ideas unificadoras de un proyecto nacional”, asevera.
Finalmente, agradeció a sus familiares, a los diputados que lo apoyaron y al país. “Las ideas se confrontan con ideas”, dijo.
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