A poco más de dos horas de que el Club Sport Herediano conquistara el título 22 de su historia, la fiesta apenas inicia en el centro de la provincia de las flores.
Pelucas, caras pintadas, perros disfrazados... Todo sirve para festejar un campeonato largamente añorado.
Los carros forman caravanas y saturan las calles de alegrías entre pitos y gritos.
Hasta la iglesia se sumó al festejo. Las campanas de la parroquia sonaron en el momento que terminó el partido de vuelta y el sacerdote Fernando Vílchez sigue con la bandera del club en su espalda.
La Fuerza Pública anuncia que cuenta con 500 efectivos en la zona para garantizar la seguridad del festejo, así como de 30 oficiales de la Policía Municipal.
La Municipalidad sacó el agua de la fuente del parque, conocida como la pila. Quien tenga memoria recordará que ahí solían celebrar, hace 19 años, los títulos del Herediano.
El afán de los seguidores del Team es esperar a que sus ídolos vuelvan desde Guápiles. Sin embargo, al ser las 11 a. m., el bus que trae a los futbolistas apenas inicia su travesía desde el poblado caribeño.
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