miércoles, 14 de marzo de 2012

LA VERDAD DE LO QUE SUCEDE EN PANAMA - No hay tranquilidad, ni paz social. Todas las semanas generan un hecho que le pone los nervios de punta al país.

Columna La bitácora

Lo patético de este gobierno es que con él no hay descanso.  No hay tranquilidad, ni paz social.  Todas las semanas generan un hecho que le pone los nervios de punta al país. 

Al final, creo que el objetivo  es enloquecernos.  Aquí no hay locos en el gobierno como ellos mismos se describen. Los locos seremos nosotros los que nos tenemos que aguantar la pérdida de todo pudor, maneras, respeto a la ley y la seguridad personal y jurídica.

No hay locos en el gobierno.  Ese es el mayor cuento que nos venden para que toleremos todos los desvanes que se cometen.   Yo estoy seguro que cada miembro de este gobierno y el gabinete tienen su propósito trazado.

Y cada vez hay más dirigentes y diputados a quienes les trazan el camino.  Y van por igual los que vienen con intereses perversos a la gestión pública como aquéllos que  son tentados en el ejercicio del mismo.  No es para echarle la culpa a la serpiente, a Satán o al Mefistófeles panameño, sino esa facilidad con que son atrapados.

Es allí donde radica el verdadero problema de un país secuestrado por sus propias debilidades. Es que aquí frente a la implosión que alguien predijo dentro de la estructura gubernamental no hay que elegir a unos frente a otros. 

Todos están cortados de la misma tijera y quien guarde silencio y pretenda permanecer bajo la falsa premisa de que sin él se desmorona todo es un gran charlatán. El que se queda es porque aprendió a vivir en el estiércol y le cogió el gusto. 

Ya es casi difícil hablar de lo que está bien y lo que está mal.  Y ya hasta los de adentro creen estar peor que los que estamos afuera.  Y se complacen manifestando que están sacrificándose para evitar que otro peor tome las riendas de sus responsabilidades.

¿Quién manda en este país? Yo, ya tengo mis serias dudas. Todo parece indicar que ellos se encuentran en el centro de un torbellino sintiendo la seguridad de que todo estará bien a pesar de los estragos que causen en su mandato

Yo ya creo que el único que llora esta desgracia es Dios. Hizo emerger un pedazo de tierra paradisíaca y la llamó Panamá pero se olvidó de darles un poco de madurez a sus habitantes para que aprendieran a disfrutarla. 

Bueno, El por menos tenía muchas tareas que hacer y entre sus preocupaciones no estaban ni el dinero ni los placeres sensuales. 

(*) Periodista y abogado panameño 

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