Los siete pecados de la Selección de Honduras
La típica imagen de unidad que nos vendieron los seleccionados quedó en duda después de las explosivas declaraciones de Víctor Bernárdez, quien dejó claro la división que existe en el grupo.
La actuación de la Selección de Honduras en Sudáfrica dejó mucho que desear, por más que se recuerde el digno cierre ante los suizos (fue empate 0-0); la inexperiencia en mundiales nos pasó factura, al igual que algunas malas costumbres que vienen arrastrándose desde procesos pasados.
Un análisis retrospectivo de los últimos meses nos lleva a concluir que la Selección hondureña de Reinaldo Rueda cometió siete pecados capitales, de los que hay que aprender para no volver a fallar. Eso si queremos estar en Brasil 2014. "Los hondureños siempre dejamos todo para última hora e improvisamos y por eso nos salen mal las cosas", dijo a Zona Fernando el Azulejo Bulnes, mundialista del 82, refiriéndose al llamado de emergencia de Jerry Palacios. "Jerry hizo un buen trabajo y él no tiene la culpa, si hubiera estado más cerca del proceso, le hubiese ido mejor".
Además, la preparación que hizo Honduras fue pobre y el técnico Chelato Uclés criticó que se hicieran juegos contra rivales de bajo nivel. "Con un mes en Alemania se hubiesen concertado partidos contra Irlanda, Escocia o Austria, al menos, pero es increíble que jugáramos contra equipos de tercera o cuarta en vez de selecciones de primera".
Un mal de toda la vida
Pero, como siempre pasa, uno de los problemas más graves en la Bicolor fue la proliferación de las famosas "argollas", lo que terminó de separar al grupo en la concentración europea, hasta que Víctor Bernárdez salió a romper el silencio en pleno Mundial. "Cuando vas a la guerra, tienes que ir con tus mejores hombres; hay jugadores de mucha experiencia y con roce internacional y tienes que ir a batallar con ellos", cuestionó la Muma, descontento porque el DT no lo incluía en el 11 titular a pesar de ser legionario.
Mauricio Rosales, psicólogo deportivo que ha seguido de cerca el trabajo de Rueda, comentó que "en todas las selecciones hay ‘argollas’, pero tienes que saber cómo trabajar con este tipo de grupos. Cuando entra la fama quieres ser mejor que los demás y hay algunas personas a tu alrededor que se vuelven tus simpatizantes, es ahí cuando se genera una argolla y le han hecho mucho daño a nuestro fútbol".
1.- No tener el sustituto de Carlo Costly; David Suazo y Carlos Pavón llegaron tarde al mundial...
La lesión de Carlo Costly trastocó todos los planes de Rueda, porque sabía que David Suazo y Carlos Pavón no llegarían en su mejor momento físico; los federativos y el cuerpo técnico no contaban con esa baja y, de último momento, decidieron llamar a Jerry Palacios (pero hasta cuando Julio de León se lesionó, un día antes del debut ante Chile); el del Hangzhou Greentown chino no lo hizo mal, a pesar de tener pocas sesiones con el grupo. Eso sí, no fue solución y no fue un cambio de peso, al igual que tampoco lo fueron Georgie Welcome, quien está verde e inexperto y Walter el Peri Martínez.
2.- Mediocre plan de preparación en Europa; Rumania y Turquía, los únicos fogueos decentes
Honduras tuvo una pobre etapa de fogueos antes del Mundial: comenzó ante la débil Letonia, un perfecto desconocido en Europa, después se enfrentó a Venezuela y al equipo B de EE UU; en marzo jugamos un buen partido en Estambul, donde nos desnudó Turquía y, entre mayo y junio, los jugadores estuvieron un mes en Europa, donde disputaron tres fogueos oficiales: contra Azerbaiyán, Bielorrusia (que no representaron el mayor aprendizaje futbolístico) y Rumania. En resumen, solamente jugamos dos fogueos decentes, ante Rumania y Turquía, en más de seis meses.
3.- En el encierro europeo se incrementaron las envidias
Durante 30 días seguidos, la Selección trabajó sin parar en Europa y solo hubo un día de relax. La Bicolor realizó dos viajes en autobús (de 11 horas) desde Alemania a Austria; en los colectivos, el técnico fue marginando a algunos jugadores por ciertos errores (como el de Muma ante Rumania) y ahí arreciaron los malos comentarios, el mal ambiente y las envidias entre los jugadores.
4.- Los cuatro fantásticos contra los muñecos...
Durante 30 días seguidos, la Selección trabajó sin parar en Europa y solo hubo un día de relax. La Bicolor realizó dos viajes en autobús (de 11 horas) desde Alemania a Austria; en los colectivos, el técnico fue marginando a algunos jugadores por ciertos errores (como el de Muma ante Rumania) y ahí arreciaron los malos comentarios, el mal ambiente y las envidias entre los jugadores.
5.- Muchos cambios es igual a no estar seguro de su grupo
El entrenador Reinaldo Rueda encontró su 11 ideal hasta el partido ante Suiza (o sea, en pleno Mundial). El DT siempre hizo variantes en el mediocampo, la defensa (que fue la zona más sólida) y el ataque; mientras en la eliminatoria mantuvo un equipo base, en el Mundial salió con algo totalmente diferente y ni siquiera los tres encuentros amistosos le sirvieron para poner 11 constantes.
6.- Mediocre actitud: cambiar la camisa era la prioridad
La peor imagen que tenemos de Honduras no son las derrotas, son los jugadores de la Selección intercambiando camisas después de las bailadas que nos habían recetado; en los partidos contra España y Suiza parecía que los catrachos estaban más preocupados por cambiar la playera que por haber perdido. Suazo ni siquiera esperó a que terminara el complemento cuando ya tenía su remera suiza.
7.- El irreverente se quedó con las ganas de jugar...
Honduras jugó de forma tan sistemática que ningún jugador fue capaz de romper los esquemas y declararse revolucionario vencedor. No hubo alguien que sacara la cara, el tipo de futbolista que sale con alguna genialidad que motivara al grupo. Honduras jugó sin voz de mando, sin un líder que le diera el sabor latino al fútbol. Muchos dicen que el Rambo era el indicado, pero...
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