sábado, 8 de mayo de 2010

Laura Chinchilla, semblanza

Laura Chinchilla, una politóloga especialista en temas de seguridad, es la primera mujer en la historia de Costa Rica en lucir la banda presidencial.

Chinchilla, de 51 años, se convierte así en la tercera centroamericana en llegar a la máxima magistratura, tras la nicaragüense Violeta Chamorro y la panameña Mireya Moscoso, pero a diferencia de éstas -viudas de políticos prominentes- ha llegado al poder por sus propios méritos.

Hija del ex contralor general Rafael Chinchilla, que estuvo en el cargo durante 15 años, la nueva presidenta, procedente de la clase media costarricense, ha dedicado buena parte de su vida en la función pública.

Estudió Ciencias Políticas en la Universidad de Costa Rica y más tarde en la Universidad de Georgetown (Estados Unidos), donde obtuvo una maestría en Políticas Públicas gracias a una beca.

Entre 1994 y 1996, en el gobierno del entonces presidente José María Figueres, fue viceministra de Seguridad Pública y luego, entre 1996 y 1998, dirigió esa cartera.

De 2002 a 2006 fue diputada, y en el actual gobierno de Arias ocupó la primera vicepresidencia y el ministerio de Justicia, hasta que renunció en octubre de 2008 para iniciar la lucha a la presidencia.

Quienes han estado cerca de Chinchilla en diferentes épocas de su vida aseguran que es una mujer estudiosa y sencilla en su estilo de vida.

Con una mente "ordenada, da la impresión de ser fría y distante, aunque en confianza es calurosa y agradable", afirma Kevin Casas, quien ocupara la segunda vicepresidencia en el gobierno de Arias.

Desde su victoria el 7 de febrero en las urnas con amplia mayoría (47%) ha dado varias muestras de aplomo.

Tras un divorcio en 1985, Laura Chinchilla vivió durante cinco años con quien ahora es su esposo, el especialista en derecho penal español José María Rico, 25 años mayor que ella. De este matrimonio es su único hijo, José María, de 14 años.

Devota católica, Chinquilla llevó la banda presidencial al arzobispo de San José, Hugo Barrantes, para que la bendiga.

Chinchilla ha prometido dar continuidad a los programas sociales y obras públicas de su antecesor, pero sin duda tendrá que enfrentar también algunos problemas complejos hereda de su mentor político.

Uno de ellos es un abultado déficit fiscal producto de las medidas que debió adoptar Arias para enfrentar los impactos de la crisis financiera mundial, y que amenaza convertirse en obstáculo a los planes sociales de Chinquilla.

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