La presidenta electa Laura Chinchilla, primera mujer que gobernará Costa Rica y heredera política del mandatario saliente Oscar Arias, prometió dirigir el país con "humildad" y escuchar las voces "diversas y contradictorias del pueblo" tras asumir el poder el 8 de mayo.
Chinchilla anunció que planeaba "gobernar con humildad" y que aceptará las "duras palabras" de sus críticos, al recibir la noche del lunes, Día Internacional de la Mujer, su credencial como próxima presidenta de Costa Rica de parte del Tribunal Supremo de Elecciones.
"Recibo estas credenciales con la convicción de que gobernar es inspirar, no imponer. Gobernar es convencer, no acusar. Gobernar es conversar, no dictar", dijo Chinchilla, en un mensaje que marca un cambio frente a su mentor Arias, a quien se reprochó que no escuchaba las críticas.
"Gobernar es una mano abierta, no un puño cerrado. Gobernar es cuidar la casa de todos, no construir un muro que proteja la casa de pocos", agregó la politóloga de 50 años y ex vicepresidenta de Arias.
Chinchilla consiguió en las elecciones del 7 de febrero el mayor triunfo en tres décadas del gobernante Partido Liberación Nacional (socialdemócrata), que ha dominado la política costarricense tras la guerra civil de 1948.
La futura presidenta dijo que su triunfo en las urnas demostró que Costa Rica, la democracia más antigua y estable de Centroamérica, rompió "la barrera del machismo".
Sin embargo, Chinchilla, quien prometió que se esforzará por designar un gabinete con paridad entre hombres y mujeres, enfrenta dificultades para nombrar colaboradoras, según dijo este martes el diario La Nación.
"La primera mujer en ocupar la presidencia del país está en apuros para encontrar congéneres para su gabinete", afirmó el rotativo.
Chinchilla afirmó, tras recibir su credencial de presidenta, que "la mujer juega un papel quizás tan importante y activo como el hombre en muchas áreas, pero con un perfil más bajo. Entonces, se invisibiliza".
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