Fue eterno y aterrador...
Al menos 300 muertos / Dos millones de damnificados / Y un millón y medio de casas dañadas
El terremoto, con epicentro en el mar a 90 km de Concepción –ciudad de medio millón de habitantes unos 500 km al sur de Santiago – desató el terror de la población, que a lo largo de la jornada soportó más de 60 réplicas superiores a los 4 grados, y de ellas 7 de más de 6 grados.
En un mensaje a la Nación, la presidenta Michelle Bachelet, con un tono bastante afligido, confirmó la cifra oficial de 214 muertos y agregó que hay “15 desaparecidos y dos millones de damnificados” en todo el país. Poco después la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi) confirmaba que los muertos ascendían a 300.
“Fue un terremoto de gran fuerza”, dijo la mandataria, sobre una tragedia cuya dimensión, dijo, “aún no se puede cuantificar del todo”. Sólo en 48 a 72 horas se sabrá la magnitud de la tragedia y al país le aguarda “una importante tarea de reconstrucción”.
Fue un temblor 50 veces más fuerte que el de Haití, duró más de dos minutos.
El Gobierno declaró zona de catástrofe el territorio afectado, que abarca una larga franja de 1.000 kilómetros desde Valparaíso hasta la de Araucanía y calificó el fenómeno de “cataclismo de dimensiones históricas”.
Cony Stur escribió por Twitter: “A las 3:34 a.m. desperté. Estaba temblando. Sin luz, con las líneas telefónicas cortadas, sin Internet, ni televisión y ni una radio a pilas”.
El temblor sorprendió a los chilenos durmiendo y muchos de ellos salieron aterrorizados a las calles. La confusión se vio agravada por el inmediato corte de luz y el colapso de líneas telefónicas.
En la región del Bío Bío, la más castigada por el sismo, los afectados ascienden a 400.000. En Santiago no funciona el ferrocarril subterráneo y el transporte de superficie es escaso; el aeropuerto internacional está cerrado.
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