domingo, 12 de julio de 2009

Costa Rica sucumbe a la crisis económica a pesar de ser uno de los países más estables de Latinoamérica




La felicidad perdida


"Costa Rica es el país más feliz del mundo". La sentencia corresponde al segundo Índice Planeta Feliz, clasificación global basada en la eficiencia ecológica publicada hace unos días por New Economics Foundation (NEF), que sitúa al país latinoamericano en el primer lugar de 143 economías analizadas. ¿Un dato anecdótico? Probablemente, ya que el indicador mide esperanza de vida al nacer, nivel de satisfacción que expresan los habitantes de cada país y prácticas ecológicas, pero está lejos de las tradicionales variables financieras y macroeconómicas, que sí reflejan la actual crisis por la que atraviesa Costa Rica.

La misma semana que se conocía el Índice Planeta Feliz, el Banco Central de Costa Rica entregaba los datos de evolución del producto interior bruto (PIB) que reflejaron una caída del 4,9% interanual durante el primer trimestre del año. La cifra -que ha superado las previsiones de los analistas- ha provocado una caída en las expectativas de crecimiento para 2009, desde el 1% publicado por la CEPAL en diciembre hasta el 2% de caída que prevé el Banco Mundial en su último informe. El instituto emisor mantiene su previsión, con una contracción del 1,8%.

¿Qué ha pasado? Gran parte de los problemas de Costa Rica tienen que ver con el exterior, ya que la mayor parte de su crecimiento -estimado en una media del 5% anual en los últimos diez años- se debe precisamente a sus intercambios comerciales y a la llegada de capitales foráneos. Los datos confirman este retroceso después de que en el primer trimestre se registrara un déficit en la balanza comercial de 347 millones de dólares y de que la inversión extranjera directa (IED) recibida en igual periodo haya sido un 18% inferior a igual fecha del año pasado.

Esta debilidad exterior -EE UU, su principal socio comercial, sigue sin levantar cabeza- se ha traducido en una caída del 38% en las inversiones en capital fijo e infraestructura y en que el gasto de los consumidores sólo aumentara un 1,4% y el del Gobierno un 3%, insuficientes para compensar la caída del resto de los indicadores. Con ello, el índice mensual de actividad económica (IMAE) -dato que anticipa el PIB- registró una caída del 5,6% en marzo pasado y del 4,9% en abril, cumpliendo siete meses consecutivos de contracción.

¿Se ha tocado fondo? Los analistas creen que dependerá del éxito de las medidas anticrisis del Ejecutivo. Medidas que se han centrado en una reducción de impuestos y mayores beneficios tributarios. Se han destinado más de 2.000 millones de dólares a infraestructuras y ayudas directas, aunque parte de los planes están ligados a la aprobación de un crédito de 850 millones de dólares del Banco Interamericano de Desarrollo. También se ha puesto en marcha un plan para aumentar el endeudamiento fiscal y obtener financiación interna para estas iniciativas.

En cuanto al escenario internacional, todo depende de la velocidad de la recuperación de EE UU y del precio internacional del crudo y de las materias primas, en especial de los alimentos, insumos básicos para el desarrollo del país y dinamizadores de la demanda y el consumo interno. Si se producen alzas importantes en la segunda mitad del año, se podría perjudicar la recuperación, ya que se añadirían nuevos desequilibrios a la balanza de pagos y presiones adicionales a la inflación.

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