sábado, 18 de julio de 2009

Arias rechaza toda incitación a la violencia en Honduras


El presidente de Costa Rica, Óscar Arias, y los representantes de las dos partes que protagonizan la crisis política en Honduras intentaban ayer cerrar acuerdos que evitaran el vencimiento del ultimátum establecido por el gobernante depuesto, Manuel Zelaya, para retornar a su país, 20 días después del golpe de Estado. El diálogo comenzó a mediodía, 12 horas antes de la hora límite anunciada por Zelaya para pisar suelo hondureño.

Las delegaciones de Zelaya y de Roberto Micheletti, gobernante de facto, llegaron por la mañana a Costa Rica para cumplir con la convocatoria del mediador. Estados Unidos y Venezuela, en especial, se juegan buena parte de sus intereses geopolíticos en la crisis en el empobrecido país centroamericano y, por tanto, en lo que ocurra dentro de la residencia privada del mandatario costarricense.

Arias ha propuesto la formación de un gobierno de reconciliación nacional presidido por Zelaya, una amnistía sobre delitos políticos y el compromiso de abandonar las reformas constitucionales para posibilitar la reelección presidencial lo que provocó la fuerte oposición popular e institucional contra Zelaya. Micheletti ha aceptado ceder el poder, siempre que sea a un tercero. Arias comenzó pidiendo paciencia y evitar cualquier acto que induzca a la violencia. Fue un mensaje indirecto para Zelaya.

Respaldo unánime

"La comunidad internacional ha dado su respaldo unánime a esta mediación. Sin embargo, ese respaldo no cobijará a quien pretenda resolver este conflicto por medios violentos. La fuerza fue el origen de este problema, y no será jamás su solución", dijo el mediador a las puertas de su casa. Dentro estaban ya la delegación de Micheletti, dirigida por el ministro de Exteriores interino, Carlos López Contreras, y la de Zelaya, con integrantes diferentes de los de la primera ronda.

Arias volvió entonces a la mesa. En la pared, colgado sobre la chimenea, un reloj adornado con figuras de ángeles parecía ser otro actor de peso en las conversaciones. "Cerramos las puertas para buscar acuerdos, esperamos abrirlas para anunciarlos", agregó el premio Nobel de la Paz, sabiendo que también está en juego su buena fama internacional y la confianza que en él han depositado EE UU, la ONU, la Organización de Estados Americanos, la Unión Europea y algunos políticos hondureños.

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