domingo, 21 de junio de 2009

Es hora de frenar al capitán y retomar nuestro barco


Escrito por Ernesto Herra Castro *
Miércoles 17 de Junio de 2009 05:41


El fenómeno de la globalización, tal como lo conocemos hoy día, es el producto de una intensa dinamización de la economía a partir de la introducción de las máquinas en los procesos productivos, pero sobre todo de la sobreexplotación de los trabajadores para poder obtener las utilidades que respaldan la inversión emitida por los dueños de las fábricas y las máquinas (medios de producción) desde el contexto de la Revolución Industrial hasta hoy día.

El valor que encierran las mercancías sigue representando la cantidad de horas de trabajo necesarias para lograr transformar las materias primas en productos finales a través de la fuerza de trabajo de la clase trabajadora.

Esta riqueza, concentrada hoy día, a partir de la dinamicidad lograda solamente a partir de la combinación entre tecnología, control político y explotación exacerbada de los trabajadores, es el resultado de la estrategia internacional definida, básicamente, por un total de 39 mil corporaciones internacionales, repartidas en 270 mil filiales alrededor del mundo, las cuales se distribuyen el 30% de todo el comercio internacional realizado a través de negociaciones intrafirmas (Martínez, 2005: 27). Asimismo hay que señalar los grandes y jugosos beneficios de los que goza la burguesía local por permitir que la reproducción y acumulación del capital siga cumpliendo la misma lógica.

El giro abrupto por el que apostó el Estado costarricense a partir de la incorporación de los Proyectos de Ajuste Estructural en la década de los ochenta y hoy estocado con el TLC con los Estados Unidos, ha sido parte de la lógica con la cual la región latinoamericana incrementó su número de pobres en 74 millones entre 1980 y 1994 pasando de 136 millones a 210 millones respectivamente (Ídem: 60).

Mientras que alrededor del 95% de la acumulación de capital a nivel mundial se financia con ahorro interno de los estados nacionales (Ídem: 28), la distribución de la pobreza en nuestro país ha sido la tónica de los últimos gobiernos, principalmente del actual. Mientras que el Presidente de la República esboza sus metáforas de casas y paredes, la clase trabajadora costarricense, al menos en el sector privado, tuvo un saldo de 24 mil personas menos sólo entre los meses comprendidos entre octubre del 2008 y marzo del 2009, tal como lo evidencian los datos reportados por la Caja de Seguro Social.

Ante la actual crisis económica, que no es más que el reflejo de un sistema que una vez más deja en evidencia su capacidad para privatizar las ganancias y socializar las pérdidas, el presidente Oscar Arias impulsa la ley de flexibilidad laboral, en la cual una vez más la clase trabajadora pagará los platos rotos de esa travesía en barco por la que nos ha llevado a la tierra de “Nunca Jamás”. Esta nueva propuesta supone la oportunidad para que los dueños de los medios de producción, las filiales de las corporaciones internacionales y la burguesía criolla trasladen directamente sus pérdidas a los trabajadores sin asumir las responsabilidades laborales que, a partir de la creación del Código de Trabajo les corresponde, no como un acto de bondad de su parte, sino como un derecho que ganamos la clase trabajadora desde 1943.

A través de la historia, que ha sido la contradicción de las clases sociales, hemos sido los trabajadores quienes hemos pagado el despilfarro, el robo y el saqueo de las instituciones del Estado. Estamos en la posibilidad de defender lo poco que ha dejado en pie el actual gobierno de la República y reivindicar nuestro derecho y nuestro papel en la historia y la estructura social de este país.

Permitir la entrada en vigencia de la actual propuesta de flexibilización laboral es permitir que se sigan enriqueciendo la burguesía nacional y las corporaciones transnacionales a costas de la clase trabajadora.

En un solo gobierno ya hemos perdido suficiente. Es hora de frenar al “capitán” y retomar nuestro “barco”.


Cita bibliográfica:

Martínez, Osvaldo (2005) Neoliberalismo, ALCA y libre comercio. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, Cuba.


* Licenciado en Sociología

No hay comentarios: