LO QUE PASO FUE QUE IGNORAMOS LA BROMA DEL 28 DE DICIEMBRE
Su Majestad El Malacrianza
La temporada de monta rustica, el más puro de los estilos guanacastecos, con espuela corrediza y pretal corrido con mecate de cabuya a dos vueltas, marcará el regreso del toro más famoso de Costa Rica: Su Majestad El Malacrianza.
Ubaldo Rodríguez Vega, de la hacienda Nueva Esperanza explico que todo está preparado para que el animal regrese a los redondeles en el mes de diciembre, después de la lesión que sufriera en Cartagena de Santa Cruz el 4 de agosto del 2007.
Según Rodríguez "de peso anda bien y a simple vista también". Se prevé montarlo en una fiesta de una comunidad cercana a la hacienda, para que tome confianza y a partir de ahí "tenerlo de vuelta".
A este hijo de campesinos y uno de cuatro hermanos propietarios de La Nueva Esperanza, localizada en playa Garza a 47 kilómetros del centro de la ciudad, se le conoce en toda la provincia de Guanacaste por la fama de sus toros de monta, donde destacan entre otros "Santa Cruz”, "Gorrita", "Chonchonita", “Gringo”, “Caracol” y desde luego Su Majestad El Malacrianza.
Sin embargo, no todo ha sido fácil en la vida de este hombre, que sentado en la última regla del corral de su finca, a escasos metros de la playa, observa la llegada de los toros que se seleccionaran para la próxima corrida.
Muy joven , hace unos 50 años, llego a playa Garza en compañía de su familia, ya que su padre Esaú Rodríguez se traslado desde Portegolpe de Santa Cruz hasta Garza de Nicoya en busca de mejores condiciones de vida.
"Fue una larga travesía a caballo y en carreta por caminos en malas condiciones"
En Garza, la familia trabajo con ahincó y tesón. A golpe de hacha abrieron el surco en la montaña virgen, era la época dorada de la explotación maderera en la provincia de Guanacaste, al norte del país.
Con los años, las montañas dieron paso a las grandes extensiones de tierra, actos para la explotación ganadera y la agricultura. En aquel tiempo los Rodríguez eran propietarios de varias yuntas de bueyes para el traslado de la madera, después, con esas mismas yuntas iniciaron la actividad ganadera y nació la Nueva Esperanza.
Por su pate Ronald Mendoza, curtido sabanero, quien "amamanto" al toro desde que llego ternerón, comento que después de la última monta, el 4 de agosto del 2007 en Cartagena de Santa Cruz, donde se lesiono una pata, la fiera se recupera -solitario - en lo más profundo de las montaña de La Nueva Esperanza, donde al caer la tarde, confundiéndose con el oleaje marino, solo se escucha su mugir retador y la "quebrazón" de ramas ante la embestida de sus enormes cachos de 40 centímetros.
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