Hoy, poco después de las 9 p.m., cuando un temerario montador tense su brazo en el pretal, clave las espuelas y grite ¡puerta!, el redondel de Zapote se estremecerá como nunca antes, ante la bravura y los imponentes cachos del indomable toro El Malacrianza.
El espectáculo está garantizado, pues, por primera vez, El Malacrianza se medirá con otro fortísimo toro guanacasteco: el Chirriche, un animal invicto, que ha hecho comer tierra a los 32 montadores que osaron retarlo.
La jornada de esta noche ha sido esperada durante meses en la pampa, y por ello, cientos de guanacastecos viajaron a Zapote para atestiguar este reto de titanes.
Al ritmo de la “Rosa María”, la infaltable canción en los redondeles de la bajura, El Malacrianza será el plato fuerte para la final nacional del Primer Campeonato de Monta Rústica del Milenio.
Los organizadores del evento también llevaron a otros seis grandes toros de Guanacaste: el Santa Cruz y el Cochovis, de Playa Garza de Nicoya; el Chirbala y el Basurilla, de San Pedro de Santa Cruz; el Topoyiyo, de Coyolito de Carrillo, y el Capricho, de Florida de Santa Cruz.
Los animales están aislados en un corral desde anoche y algunos desde el viernes, para que no coman mucho. Todos salieron de Guanacaste hoy a las 6 de la mañana en dos grande s camiones.
“Ha sido un milagro juntar estos toros en San José; ni siquiera en Guanacaste se ha hecho”, dijo Miguel Morales, uno de los organizadores del espectáculo.
El temido animal
El Malacrianza pertenece a los hermanos Rodríguez Vega, de la hacienda La Nueva Esperanza, en Playa Garza de Nicoya.
Tiene la fama de sanguinario, pues mató a los montadores Juan Carlos Cubillo, en julio del 2005, en San Vicente de Nicoya, y Jeison Gómez, en diciembre del 2006, en Caimital, también en Nicoya.
Ha dejado una estela de montadores heridos y frustrados.
El año anterior no pudo estar en Zapote por una lesión que sufrió en la pata izquierda.
Nació en el 2000, en la finca El Palmar, de Mario Urbina, donde lo llamaron El Tigrillo.
Su abuelo fue el Piche Careto, otro bravío animal que degolló un caballo en una fiestas del barrio Los Ángeles de Nicoya, según recordó el experto taurino guanacasteco, Federico “Lico” Carrillo.
En esa misma plaza debutó en el 2005, tras ser adquirido por Ubaldo Rodríguez.
Por su bravura en la manga, lo bautizaron El Malacrianza.
Todos coinciden en que su maña de tirar la cabeza hacia atrás convierte sus cuernos en armas mortales. Quizá por eso la mayoría de montadores que suben a su lomo prefieren cubrir su cachamenta con “chupones”.
“Por su anatomía y sus colores, es un animal vistoso, tiene la cachamenta grande y simétrica”, explicó Orlando Rodríguez, encargado de la competencia.
Extraoficialmente, se dice que la jugada en Zapote de El Malacrianza costará ¢1,2 millones.
Ni su dueño ni los organizadores quisieron confirmar la cifra.
“Lo que se está pagando por esos dos toros (el Malacrianza y el Chirriche), cualquier pueblo de Guanacaste los paga, no crea que Zapote pagó precios exorbitantes”, manifestó Rodríguez.
Un estilo particular
La monta rústica es un estilo auténtico de Guanacaste, legado por los sabaneros de las grandes haciendas ganaderas. El montador utiliza unas espuelas llamadas corredizas, similares a las que lleva el sabanero al arrear el ganado. Al toro se le coloca un pretal de mecate de cabuya a dos vueltas.
Originalmente, los toros se alistaban en un bramadero, un horcón colocado en el centro de la plaza. Esto cambió por la llamada manga de salida, con el fin de proteger al montador.
El grito del montador también varió. Antes se decía “lárguelo” y ahora se grita “puerta”.
Hoy, el ganador de la final de monta se llevará ¢200 mil.
Ayer, los organizadores aún no tenían claro el nombre del montador de El Malacrianza y quiénes subirán a los otros toros.
De los ocho titanes pamperos, cuatro serán jugados en la corrida de las 3 de la tarde y los otros cuatro, entre ellos el Malacrianza y el Chirriche, a las 9 de la noche.
“Dos de ellos, el Topoyiyo y el Capricho, no tienen fama, pero son espectaculares”, comentó Orlando Rodríguez.
De 74 montas, al Topoyiyo solo una vez lo dominaron. “Tiene fuerza y hace cambios en corto muy buenos, es limpio, no tiene mañas”, dijo su dueño, Pastor Arrieta, de la Hacienda El Roble.
Por su parte, el Capricho es un toro bueno al brinco, muy bravo y arisco en la manga y tiene cuatro veranos de estar jugando, contó su dueño, Carlos Cascante.
Hoy será el día para que estos animales luzcan su esplendor.
El Chirriche
Hacienda El Bosque, San Pedro de Santa Cruz.
Edad: 5 años.
Montas: 32 (invicto).
Peso: 650 kilos
Raza: Hijo de un toro criollo llamado “Polvorín” y una vaca de raza Simental.
Características: es un toro alegre, tiene potencia para reventar después de la salida; es espectacular al brincar y tiende a acostarse en el aire. No tira la cabeza hacia atrás, pero muchos montadores pegan la cara con él. Se monta cada 15 días, no tiene crías para evitar que se desgaste.Durante el invierno semantiene solo en un potrero, porque le pega a todos los toros. Su nombre se debe al vuelo del “chirriche”, como se le conoce en Santa Cruz al murciélago.
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El Malacrianza
Finca La Nueva Esperanza, Playa Garza, Nicoya.
Edad: 8 años.
Montas: 23.
Peso: 700 kilos.
Raza: cruce de vaca parda con un toro Brahman.
Características: cuernos pronunciados, recio y potente, tira la cabeza hacia atrás.
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