BELÉN, Cisjordania (AFP) — "La paz es un derecho para todos los hombres", es el mensaje que lanzó este miércoles Monseñor Fouad Twal, el patriarca latino de Jerusalén, durante su sermón con motivo de la navideña Misa del Gallo o de Medianoche, realizada en Belén, Cisjordania.
"La paz es un derecho para todos los hombres y también es la solución para todos los conflictos y todos los diferendos. La guerra no produce la paz ni la seguridad", afirmó Monseñor Twal en la Iglesia franciscana de Santa Catalina, contigua a la gruta donde, según la tradición cristiana, nació Jesús.
"Ni el agresor ni el agredido gozan de la paz. La paz es un don de Dios y sólo Dios la da (...). Que llegue a todos los que buscan la paz", agregó.
El patriarca latino de Jerusalén ha criticado enérgicamente la construcción del muro de separación, las numerosas barreras levantadas en Cisjordania, y la situación en Gaza.
"Es con dolor y profunda tristeza que constatamos cuántos civiles están bloqueados, cuántos muros y barreras son erigidos, creando violencia y humillación, engendrando rencor y odio", afirmó el martes, al leer su mensaje de Navidad a la prensa, en Jerusalén.
Desafiando el mal tiempo, miles de cristianos invadieron durante la jornada del miércoles las calles de Belén, para festejar la Navidad en la ciudad donde según la tradición cristiana nació Jesús.
El regreso masivo de los peregrinos ha dado esperanzas a esta ciudad de Cisjordania que sufrió las consecuencias económicas de la segunda Intifada (septiembre de 2000), que mantuvo alejados a los turistas durante años.
Sin embargo, el conflicto sigue vivo. La prueba es que los visitantes entran a la ciudad por uno de los pasos del muro de separación de ocho metros de altura construido por Israel en Cisjordania.
"Es muy particular encontrarse en Belén el día en que se celebra la Navidad, es un momento muy emocionante", afirmó Eduardo Robles Gil, un sacerdote mexicano que llegó en peregrinaje con su familia.
Las celebraciones comenzaron con un desfile de scouts que tocaban flautas, tambores y cornamusas a partir de la Plaza del Pesebre, frente a la Basílica de la Natividad, mientras el patriarca latino de Jerusalén, Fuad Twal, que ocupa este cargo desde junio pasado, entraba solemnemente a la ciudad encabezando una procesión que partió de Jerusalén.
El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, y el primer ministro Salam Fayad, se encuentran entre las personalidades que fueron invitadas a estos festejos, cuyo punto culminante fue la Misa del Gallo.
Los vendedores de recuerdos, instalados alrededor de la Plaza del Pesebre, en el centro de la ciudad, están encantados. Los íconos, los rosarios, los pesebres fabricados con madera de olivo y otros objetos religiosos se venden como pan caliente.
Los habituales adornos de Navidad -guirnaldas de luces, abetos de plástico, nieve falsa y Papa Noeles inflables- dan un aire de fiesta a la ciudad.
Elsa Marie Kierkegaard, una danesa convertida al catolicismo hace cinco años, parece algo desconcertada por esta agitación comercial. "Esto parece un gran mercado", afirma.
Sin embargo, está entusiasmada ante la idea de asistir el miércoles a la misa del gallo, a pocos metros de distancia de donde María dio a luz al niño Jesús, según los Evangelios.
Las autoridades palestinas esperaban a unos 12.500 visitantes únicamente para la velada de Navidad. En todo el año 2008, el número de turistas en Belén superó el millón, o sea un nivel comparable al del año 2000, al punto que todos los hoteles están llenos.
Por otra parte, un grupo de 300 cristianos palestinos de la franja de Gaza fue autorizado el miércoles a salir durante una semana, en ocasión de la Navidad, indicó el comandante Peter Lerner, portavoz del coordinador de las actividades israelíes en los territorios palestinos.
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