La peligrosa sentencia del Padre Mainor:
villano a mártir
Por Ana María Navarro R.
Hoy impávidos e impotentes contemplamos el ensañamiento del Poder Judicial contra un ciudadano costarricense, que además de la condición de ser humano, que se garantiza en los Derechos Individuales en la ya mancillada Constitución Política en cuanto a la imparcialidad en la administración de justicia: es el caso del Padre Mainor de Jesús Calvo.
Como dicen los abogados a confesión de partes relevo de pruebas, el verdugo del Ministerio Público, D’Alanesse se atreve a escribir un comentario en un periódico nacional, donde compara la situación del Padre Mainor con Al Capone. Ese mensaje tan directo da a entender que el Poder Judicial, representado en el Ministerio Público o en la Sala Tercera, que como no tenían pruebas contra el Padre Mainor por el crimen tan lamentable del comunicador Parmenio Medina, había que ajustarle cuentas de cualquier manera, tal como ocurrió con Al Capone en su momento histórico, cuando la justicia norteamericana le buscó “pelos en la sopa” para incriminarlo y juzgarlo por evasión de impuestos, ya que se carecía del elemento probatorio para condenarlo por crímenes puntuales en esos macabros días de delincuencia en los años 30’s.
Emulando esa situación el Fiscal General de la República, quien supuestamente debe dar ejemplo de imparcialidad y objetividad en el ejercicio de su cargo, aduce que al Padre Mainor hay que juzgarlo por el “menudo” y no por los cargos a que se había sometido en la acusación principal que consistía en ser “coautor intelectual” del crimen de Medina.
Es decir el sistema judicial de Costa Rica, se está ensañando en la persona y humanidad del Padre Mainor, para juzgarlo por estafa, cuando los cargos ni siquiera fueron presentados con antelación, ni hubo personas ofendidas que acreditaran tal delito. En Costa Rica ya no se respeta la constitucionalidad y somos testigos en los últimos tiempos cómo el juez pierde su condición de imparcialidad y objetividad, (un botón basta de muestra: la Sala de Cuarta) con la anuencia de muchos detractores entre éstos la gran prensa masiva que juzga con antelación e influye en las sentencias.
La payasada mayúscula del Fiscal General se comprueba en el traslado en avioneta del Padre Mainor, en el montaje de la historia de hadas que fabricó con la Fiscal a cargo del caso Medina que nos costó a los contribuyentes una millonada respetable. Mientras tanto el ladino Fiscal General que más parece sacado de las historias de la Corte francesa como Richeliu, más bien debería gastar sus energías en investigar los entuertos de la plata que no aparece por ningún lado, que supuestamente los chinos comunistas le entregaron al Gobierno de la República, porque ahí hasta una manada de elefantes se desaparece.
Debería dedicarse el Fiscal General a tiempo completo a perseguir a la Curia Metropolitana por encargarse sin estar autorizados por la Sugef de intermediar dineros como “garrotera”, o a Canal 23, profesionales en vender la “salvación eterna” a cambio de $20, o encausar los “chorizos” de las supuestas asesorías del BCIE, tan de moda en los medios de comunicación.
Pero no dedicarse a tergiversar el derecho o influir en este fallo tan “jalado del pelo”, por la inoperancia del Ministerio Público que lleva casos hasta los extremos sin acompañarlos de pruebas y torciendo el derecho de acuerdo a sus caprichos o para “sacarse el clavo” con alguien con sotana o quién sabe si para “encubrir” a alguien investido de poder político. Podrían haber sido tantas personas que tenían “clavos” con Parmenio Medina a través de su manejo “sui géneris” de denuncias en sus programas radiales. Hasta Parmenio 15 días antes de su muerte en una conferencia en la Universidad de Costa Rica, exoneró al Padre Mainor de cualquier atentado, soy testigo con un nutrido grupo de estudiantes y público que asistieron en esa oportunidad.
Quizás a alguien se le ocurra que estoy siendo abogada del Diablo, pero a nadie se le obligó a dar el diezmo al padre Mainor, a donar limosna, o recoger plata de incautas fieles, aunque sean doñas ingenuas o beatas, eso no está tipificado como delito o hay que cambiar las leyes y adecuarlas al deseo de los juzgadores.
Esta sentencia contra el Padre Mainor, marca un rumbo, una tendencia peligrosa del Poder Judicial, nos deja un sinsabor, una certeza que en ese poder no hay justicia, que las cosas huelen muy mal y que el pueblo que no es idiota. También está arriesgando a Costa Rica a que escarmiente y sufra otra sentencia internacional en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, tal como ocurrió en el caso del periodista Mauricio Herrera que obligaba Costa Rica a adecuar las leyes a la Convención Americana o Pacto de San José, sin embargo, tampoco se han hecho estas correcciones por estar más ocupados en la Asamblea Legislativa por vender el país.
Cuando el juez se pervierte como se advirtió en las sentencias contra crímenes de guerra en los Juicios de Nuremberg (ver Discovery Channel) la sociedad se corrompe al tener inocentes tras las rejas o lo peor a incurrir en mala praxis al enterrar sus errores. Los medios de comunicación deben abstenerse de juzgar “a priori” o influir con sus juicios de valor a la hora de emitir sus informaciones.
Es una peligrosa sentencia la del Padre Mainor que nos puede afectar a usted o a mí en una eventual denuncia penal, es una antesala nociva que lejos de garantizarnos seguridad jurídica en la administración de justicia, sobretodo cuando se le censura previamente en el Ministerio de Justicia a la hora de emitir su descargo a través de un medio de comunicación, sobretodo es una vedada y subliminal advertencia que si usted no se porta como esperan sus gobernantes o protesta contra el “stablismend” podría pasarle lo del Padre Mainor. Abogados y Colegio de Abogados o amaestrados, ustedes tienen la palabra. . .
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