domingo, 8 de junio de 2008

Hillary Clinton: ´Trabajad por Obama como lo haríais por mí´




EFE. WASHINGTON Como "Rocky", el boxeador de película con el que le gusta compararse, Hillary Clinton abandonó ayer la campaña electoral: dolorida, golpeada, pero entre los aplausos de un público delirante. Clinton dijo adiós al sueño de su vida, la presidencia del país, y ahora está por ver cuál será su futuro político. Durante los 17 meses que duró esta campaña, Hillary pasó de ser la favorita clara a ser la rezagada y a tener unas posibilidades cada vez menores. Pero nunca se dio por vencida. Ya tras su derrota en los primeros caucus, en Iowa, donde quedó en tercera posición, sorprendió a propios y extraños con una victoria por sorpresa en Nuevo Hampshire. El "supermartes", donde contaba con cerrar la candidatura, acabó con un empate técnico. Pero once victorias consecutivas de Obama en febrero permitieron al senador por Illinois hacerse con una ventaja que, a la larga, se demostraría inexpugnable.
En medio de llamamientos de algunos sectores para que renunciara, Hillary prometió continuar la carrera en tanto tuviera posibilidades. Su claro triunfo en Ohio en marzo, y siete semanas después, una victoria por diez puntos en Pensilvania, le dieron un impulso que le permitió ganar en varios de los estados en disputa. Para sus críticos, fue un caso de testarudez. Para sus defensores, un ejemplo de constancia. Ella nunca dejó de creer en sí misma y en que, como alegaba, era la candidata con más posibilidades de derrotar al republicano John McCain en las presidenciales de noviembre. Logró conquistar segmentos clave del electorado demócrata: a las mujeres, a los hispanos, a los católicos y a los blancos de clase trabajadora. Algunos de los peores errores provinieron de su esposo, el ex presidente Bill Clinton. Quizás el más garrafal se produjo cuando, en las primarias de Carolina del Sur, a finales de enero, pareció desdeñar el apoyo de los afroamericanos a Obama. El triunfo de su rival pone fin a un objetivo para el que Hillary, acostumbrada a capear tormentas personales y políticas, se había preparado desde hace años.

Hillary Clinton puso ayer oficialmente fin a sus aspiraciones de convertirse en la primera mujer presidente de los EE UU, en un acto en el que mostró su total apoyo a Barack Obama y pidió a sus seguidores que le apoyen en noviembre. "Trabajad por Obama como lo haríais por mí", dijo para lograr el objetivo de que el senador por Illinois llegue al Despacho Oval" de la Casa Blanca en su multitudinario acto de despedida en el histórico National Building Museum, en Washington, en el que estuvo arropada por su marido, Bill Clinton, su hija Chelsea, y su madre Dorothy Rodham.
"Luchemos juntos para que Obama sea el próximo presidente de este país", afirmó, en un discurso apasionado, interrumpido en numerosas ocasiones por los vítores y aplausos de los cerca de 2.000 seguidores congregados. En su discurso, dijo que "suspendía" su campaña, una palabra clave que le permitirá seguir recaudando dinero -algo esencial dado que su campaña registra unos números rojos de mas de 30 millones de dólares- y seguir teniendo el control de los 1.926 delegados conseguidos y, por tanto, de negociar su futuro político.
No obstante, afirmó de manera innegable su total apoyo a Barack Obama, y utilizó el lema de la campaña del senador de Illinois, al asegurar que "Estoy con el senador Obama. Sí, podemos" lograr las metas que se habían marcado al inicio de la campaña, como acabar con la guerra de Irak y extender la cobertura sanitaria universal. "La mejor manera de continuar nuestra batalla y lograr los objetivos que nos habíamos marcado es hacer todo lo posible, con toda nuestra pasión y entrega, para que Barack Obama sea el próximo presidente de los Estados Unidos". "Hay que respaldar a Obama para lograr un Estados Unidos más fuerte", señaló la senadora, que recordó que durante la campaña ha logrado recoger 18 millones de votos, una cifra récord en unas primarias demócratas.
También mostró su compromiso en restaurar la unidad del partido demócrata de cara a las elecciones presidenciales del 4 de noviembre. "El Partido demócrata es una familia, y es el momento de restaurar los lazos y los valores del partido, y de unir los caminos que nos han mantenido separados durante esta dura lucha", dijo la senadora, quien advirtió, no obstante, que "el camino no va a ser fácil".
La salida de Clinton pone punto y final a una de las primarias más apasionantes de la historia moderna de EE UU, en las que los dos aspirantes competían por el hito de llevar a la Casa Blanca al primera mujer presidente o al primer afroamericano. El mensaje de apoyo y unidad que lanzó ayer Clinton tiene una enorme importancia para la campaña de Obama, quien puede necesitar el apoyo de los 18 millones de votos que ha logrado la ex primera dama en las primarias para salir victorioso en las presidenciales de noviembre, en las que se enfrentará al candidato republicano John McCain.

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