miércoles, 27 de mayo de 2020
martes, 26 de mayo de 2020
Las fuerzas sindicales y sociales, así como político-partidistas que todavía están sanas, tienen una obligación moral ineludible para crear nuevas bases de sustentación sólida con la finalidad de que las generaciones venideras puedan tener acceso a las diferentes ofertas de política pública diseñadas para la inclusión social en materia de salud, educación, asistencia y promoción social, entre otras. ALBINO VARGAS SECRETARIO ANEP
Si antes de la aparición oficial en el país, con el primer caso reportado el 6 de marzo de 2020, de la pandemia del coronavirus Covid-19, la urgencia de una profunda transformación tributaria estructural era ya imposible de eludir, ¡ahora lo es más!
Las fuerzas sindicales y sociales, así como político-partidistas que todavía están sanas, tienen una obligación moral ineludible para crear nuevas bases de sustentación sólida con la finalidad de que las generaciones venideras puedan tener acceso a las diferentes ofertas de política pública diseñadas para la inclusión social en materia de salud, educación, asistencia y promoción social, entre otras.
La pandemia y sus efectos perversos para la integración y para la movilidad sociales solo nos están mostrando que todavía podemos caer más bajo en los respectivos indicadores económico-sociales como los del desempleo (especialmente, el juvenil), la informalidad, la criminalidad y la violencia, entre otros.
Prácticamente la mayoría de la población costarricense sentimos que gracias a las herencias institucionales del mejor patrimonio de lo que, por lo general, es asumido como el Estado social de derecho, el país está enfrentando la pandemia en mejores condiciones que otras naciones cercanas e, incluso, supuestamente superiores en cuanto a desarrollo.
Si tales herencias institucionales del patrimonio público destinado a la promoción del bien común y de la inclusión social nos están permitiendo, como sociedad, sentirnos un poco más seguros de que el Covid-19 puede ser “vencido” en suelo nacional, con más razón el reto cívico-popular y patriótico para la preservación de tales herencias institucionales ha adquirido una nueva dimensión.
Esa nueva dimensión tiene dos perspectivas que conviene precisar. Una es la de la hegemonía ideológica y político-económica dominante, que se siente frustrada, pues su tesis de privatización-venta de tales herencias institucionales del patrimonio público, al menos, lo mejor de la misma, no están contando ya en estos tiempos de pandemia con el mejor ambiente, si es que antes del Covid-19 tenían esperanzas al respecto.
Sin embargo no renuncian a esta parte del catecismo ideológico en tal sentido y nos recetan préstamos internacionales con cláusulas de venta de activos que debemos rechazar radicalmente y ponen al país contra la pared, forzándolo a endeudarse a niveles que podrían ser tan inmanejables como para llevarnos a las puertas del default (cesación de pagos), antesala de una declaratoria de quiebra estatal de consecuencias demoledoras para las mayorías. Uno no deja de pensar que, efectivamente, ciertas maquinaciones políticas en el averno del poder consideran eso como una “salida” a la crisis.
La otra dimensión es la más responsable, la más sensata y la más segura: debemos actuar con base en las cuantificaciones estructurales ya oficialmente aceptadas en materia de evasión y elusión tributarias, así como en materia de exenciones y exoneraciones (incluyendo las de las zonas francas, que muestran casos de “prostitución” de los objetivos macroeconómicos con que se promovieron en el país).
A la llegada al país de la pandemia, casi 15 puntos porcentuales del Producto Interno Bruto (PIB), están en espera de un abordaje integral por parte de ese gobierno que aún no ha llegado: el gobierno de nuevo tipo que se necesita para retar a esos poderes detrás de esos 15 puntos; poderes que, incluso, son los que han acumulado la más grande parte de los $35.000 millones que, al último día de febrero 2020, están depositados en los bancos del país y en otras entidades del sistema financiero nacional.
Esta tarea cívica de tanta trascendencia no empezará de cero. Al contrario, estudios y propuestas están a la orden del día; incluso, hasta han salido de informes de la propia Asamblea Legislativa, sin hablar de experiencias de corte sindical-social tanto en el plano interno como en el internacional. Paradójicamente y con todo el dolor que la circunstancia representa, la pandemia nos da un nuevo aire, nos aporta renovados bríos y, lo más importante, le da a la tarea de la transformación tributaria estructural del sistema fiscal-impositivo costarricense un contenido ético-moral imposible de confrontar y/o de descalificar. Somos optimistas: ¡El tiempo está de nuestro lado!
Si tales herencias institucionales del patrimonio público destinado a la promoción del bien común y de la inclusión social nos están permitiendo, como sociedad, sentirnos un poco más seguros de que el Covid-19 puede ser “vencido” en suelo nacional, con más razón el reto cívico-popular y patriótico para la preservación de tales herencias institucionales ha adquirido una nueva dimensión.
Esa nueva dimensión tiene dos perspectivas que conviene precisar. Una es la de la hegemonía ideológica y político-económica dominante, que se siente frustrada, pues su tesis de privatización-venta de tales herencias institucionales del patrimonio público, al menos, lo mejor de la misma, no están contando ya en estos tiempos de pandemia con el mejor ambiente, si es que antes del Covid-19 tenían esperanzas al respecto.
Sin embargo no renuncian a esta parte del catecismo ideológico en tal sentido y nos recetan préstamos internacionales con cláusulas de venta de activos que debemos rechazar radicalmente y ponen al país contra la pared, forzándolo a endeudarse a niveles que podrían ser tan inmanejables como para llevarnos a las puertas del default (cesación de pagos), antesala de una declaratoria de quiebra estatal de consecuencias demoledoras para las mayorías. Uno no deja de pensar que, efectivamente, ciertas maquinaciones políticas en el averno del poder consideran eso como una “salida” a la crisis.
La otra dimensión es la más responsable, la más sensata y la más segura: debemos actuar con base en las cuantificaciones estructurales ya oficialmente aceptadas en materia de evasión y elusión tributarias, así como en materia de exenciones y exoneraciones (incluyendo las de las zonas francas, que muestran casos de “prostitución” de los objetivos macroeconómicos con que se promovieron en el país).
A la llegada al país de la pandemia, casi 15 puntos porcentuales del Producto Interno Bruto (PIB), están en espera de un abordaje integral por parte de ese gobierno que aún no ha llegado: el gobierno de nuevo tipo que se necesita para retar a esos poderes detrás de esos 15 puntos; poderes que, incluso, son los que han acumulado la más grande parte de los $35.000 millones que, al último día de febrero 2020, están depositados en los bancos del país y en otras entidades del sistema financiero nacional.
Esta tarea cívica de tanta trascendencia no empezará de cero. Al contrario, estudios y propuestas están a la orden del día; incluso, hasta han salido de informes de la propia Asamblea Legislativa, sin hablar de experiencias de corte sindical-social tanto en el plano interno como en el internacional. Paradójicamente y con todo el dolor que la circunstancia representa, la pandemia nos da un nuevo aire, nos aporta renovados bríos y, lo más importante, le da a la tarea de la transformación tributaria estructural del sistema fiscal-impositivo costarricense un contenido ético-moral imposible de confrontar y/o de descalificar. Somos optimistas: ¡El tiempo está de nuestro lado!
*Secretario general
Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP)
Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP)
¿Puedo darle aguacate a mi perro?
HISTORIA EN BREVE
- Los aguacates ofrecen fibra, folato y vitaminas K, B5 (ácido pantoténico), B6 y C, así como grasas saludables
- Los perros no deben comer los tallos, las hojas, el hueso (semilla), la piel ni la corteza de los árboles de aguacate, ya que contienen mayores cantidades de persina, que es una toxina fungicida
- No dejes que tu perro coma el hueso del aguacate, ya que puede obstruir su esófago, estómago o tracto intestinal
- Para darle un poco de aguacate, córtalo por la mitad, retira la cascara y el hueso, y dale una pequeña cantidad en rodajas o cubitos
Los aguacates encabezan la lista de superalimentos para los humanos, pero en el caso de los perros, se cree que esta fruta puede ser tóxica. Esto es erróneo, aunque viene con algunas advertencias. Los aguacates ofrecen fibra, folato y vitaminas K, B5 (ácido pantoténico), B6 y C, así como grasas saludables.
Entonces, ¿por qué los aguacates obtuvieron esta mala reputación? Todo comenzó en 1994 con un estudio publicado en el Onderstepoort Journal of Veterinary Research, que señalaba la toxicidad putativa en dos perros.
Aunque el estudio afirma que los dos perros "amaban los aguacates" y presentaban síntomas similares a los de las cabras, ovejas y caballos envenenados por los aguacates, se suponía que eran tóxicos para los perros.
Sin embargo, una distinción importante es que los perros vivían cerca de un huerto y comían aguacates enteros y otras partes de la planta, posiblemente porque tenían mucha hambre.
Evita los tallos, hojas, huesos (semilla), piel y corteza del árbol
Estas partes del árbol (tallos, hojas, huesos (semilla), piel (cáscara) y corteza) contienen persina, que es una toxina fungicida. Es posible que un perro sufra envenenamiento si consume grandes cantidades de estas sustancias. Por fortuna, la mayoría de los perros no tienen interés en comer hojas de aguacate y corteza de árbol, y por lo general no tienen acceso a ellas.
Un problema más común sería que comiera un hueso de aguacate, ya que podría obstruir el esófago, el estómago o el tracto intestinal. Incluso la línea de ayuda para mascotas afirma que los perros "rara vez se ven afectados por la persina", mientras que las obstrucciones causadas por los huesos de aguacate representan un riesgo mucho mayor.
En términos generales, está bien que los perros coman aguacate, siempre que no coman los tallos, las hojas, los huesos, la piel o la corteza de los árboles. Asimismo, hay una pequeña cantidad de persina en la parte comestible de los aguacates, sin embargo, este compuesto puede tener algunos beneficios cuando se consume en pequeñas cantidades, como combatir las células cancerígenas.
Según un estudio, el extracto de aguacate es seguro para los perros
Para apoyar la seguridad del aguacate, un estudio del año 2012 evaluó el extracto de la parte comestible, la piel y el hueso que consumieron perros adultos sanos. No se encontraron resultados negativos y los investigadores señalaron que "ofrecer hasta un 1.1 % de extracto de aguacate fue bien tolerado por los perros adultos y no produjo efectos adversos".
También se dice que, si un perro consume una gran cantidad de aguacate, podría desarrollar pancreatitis (inflamación del páncreas) debido al contenido de grasa. Esto no es verdad. Aunque es cierto que los alimentos ricos en grasa pueden causar pancreatitis, en especial en perros pequeños, las grasas cocidas son el problema.
La grasa cruda de los aguacates no solo es saludable, sino que también contienen lipasa, una enzima necesaria para descomponer la grasa, lo que hace que la grasa de los aguacates sea fácil de digerir y de asimilar. Además de proporcionar nutrientes importantes y grasas saludables, los aguacates ayudan a absorber mejor las vitaminas liposolubles A, D, E y K.
Para ofrecerle un poco de aguacate, córtalo por la mitad, retira la cáscara y la piel, y dale una pequeña cantidad en rodajas o cubitos. En verano, puedes congelar rodajas de aguacate para disfrutar de un refrigerio refrescante.
Los aguacates son tóxicos para algunos animales
Aunque tu perro puede comer aguacate sin problemas, hay algunas mascotas que no deberían comer aguacate. Los caballos se enferman si comen aguacates, lo que puede provocar mastitis, hinchazón en la boca, cabeza, cuello y pecho, daño cardíaco e incluso la muerte. Algunos dueños de aves informan efectos secundarios en ciertas especies.
Si alguna vez tienes dudas sobre si un alimento es seguro o tóxico para tu mascota, siempre es mejor preguntarle a un veterinario. Las frutas Vitis vinifera, que incluyen a las uvas, pasas, sultaninas y grosellas, no son seguras para los perros.
Dicho esto, muchos "alimentos de consumo humano" no solo son seguros para las mascotas, sino que son bastante saludables y agradables. Anteriormente publiqué una lista de frutas y verduras para ofrecerle a los perros, que incluye aguacates, melón, champiñones, espinacas, sandía y más. Se recomienda incluir alimentos frescos en su dieta para añadir variedad y nutrición necesaria con el fin de apoyar la salud y la longevidad.
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