E
l paisaje de las elecciones 2018 sigue nublado, pero en el horizonte parece dibujada una segunda ronda electoral y los indicios de un tráfico de apoyos entre una tienda y otra, de manera tal que ningún candidato pueden sentirse ganador a dos meses y medio de los comicios.
Si se compara el apoyo de los candidatos, se ve claro y contundente el descenso de Antonio Álvarez Desanti (Partido Liberación Nacional, PLN) en los últimos tres meses y la tendencia creciente de Juan Diego Castro, el exministro y abogado mediático que logró subirse al Partido Integración Nacional (PIN) para participar en este proceso. Ahora los dos tienen el respaldo de un 15% de la muestra, por encima del resto.
Ambas líneas se ven en la última encuesta del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica (UCR), realizada entre el 4 y 16 de noviembre mediante 1212 encuestas a personas con teléfono celular, con un margen de error del 2,8%.
El estudio, hecho en asocio con el Semanario UNIVERSIDAD y las Radios UCR, muestra apenas una reducción de tres puntos en los indecisos (37% de los decididos a votar), a pesar del notable incremento de quienes se dicen seguros de participar (eran 58% en octubre y ahora son 66 de la muestra total).
Al observar el respaldo por cada candidato, se evidencia que están codo a codo Álvarez Desanti y Juan Diego Castro, aruñados por Rodolfo Piza (Unidad Social Cristiana, PUSC), que está en 11% de preferencia, pero para efectos estadísticos (por el margen de error) completaría un triple empate en la cabeza de la competencia.
Esta disputa, sin embargo, se dirime por ahora en cifras inferiores a la mitad de lo que necesitaría cualquiera de ellos para ganar en una primera ronda el 4 de febrero (40% de los votos válidos). Otra forma de decirlo: solo juntando el caudal de Álvarez, Castro y Piza se alcanza ese 40%.
Está a la vuelta de la esquina la posibilidad de acudir a una segunda ronda por tercera vez en la historia del país, lo que implicaría acudir a votar el propio Domingo de Resurrección que celebra la mayoría católica.
En cuarto lugar aparece ahora Rodolfo Hernández (Partido Republicano Social Cristiano, PRSC), que logró despegarse del fondo de la tabla y alcanzar un 5%, y el oficialista Carlos Alvarado (Partido Acción Ciudadana, PAC), quien ahora solo cuenta con 4% de las preferencias, la mitad de lo que tenía en agosto. Mientras, Otto Guevara recibe el respaldo de una población apenas superior al margen de error, el cual no superan los restantes siete candidatos.
En detalle, esta encuesta refleja el desplome de Álvarez Desanti y de Carlos Alvarado, la tendencia creciente de Castro y la tímida aparición de Hernández, además de una leve reducción de los indecisos (de 40% a 37% en un mes) y el incremento de quienes se declaran seguros de votar (de 58% a 66% de la muestra), a pesar de la nube de cuestionamientos que se levantó en la política en torno al tema del cemento chino.
CORRIENTES SUBMARINAS
El cuadro general, sin embargo, sigue reflejando, a 80 días de la elección, una fuerte incertidumbre por la alta cantidad de indecisos (37% de los decididos a votar o un 24% del total de la muestra). Esta población indecisa es mayor que hace cuatro años para este mismo momento de la campaña, según la encuesta del CIEP de entonces; por cada cuatro indecisos de ese momento, hay cinco en la actualidad.
Además de los electores que quieren participar pero no saben a quién apoyar, ocurre que las preferencias están muy repartidas. Además del triple empate estadístico en cifras bajas, el apoyo restante se distribuye en pequeñas cuotas que se acreditan a cada candidato. Si se recurre al símil del ciclismo, no se ve ningún corredor que se despegue de manera significativa del pelotón, que ya de por sí avanza a poca velocidad.
Aunque parecen invariables varios rubros del paisaje electoral, el estudio muestra que por debajo de la superficie visible hay cosas que se mueven, por la volatilidad de electores que cambian de candidato preferido, que salen del grupo de indecisos o que entran en él. El dato más concreto es el 12% de la muestra total que aseguró haber cambiado su opinión en el último mes.
Este dato, visto a la luz de seguimientos hechos en el programa Estado de la Nación en las elecciones del 2014, hace prever que en el mar de electores hay corrientes submarinas entre una zona y otra. Un ejemplo se puede ver con Rodolfo Piza, que parece clavado en un 11% y aún así hay encuestados que reportan haberse sumado a sus huestes, lo cual indica que otros salieron de ellas y ahora apoyan a otro o están indecisos.
Las posibilidades de los candidatos de ganar nuevos seguidores, sin embargo, no es pareja. El estudio preguntó a los encuestados en esta ocasión cuál es el aspirante presidencial por el cual nunca votarían, y el más mencionado resultó ser Antonio Álvarez Desanti.
ÁLVAREZ DESANTI: EL MÁS RECHAZADO
Un dato adverso para él y su PLN es el 38% de indecisos que respondió que nunca se inclinaría por apoyarlo a él. Le sigue en rechazo entre indecisos el libertario Guevara (27%) y Juan Diego Castro (8%), por encima de Edgardo Araya (Frente Amplio) y Rodolfo Piza, ambos con un 6%.
El exdiputado y empresario Álvarez Desanti es también el candidato más rechazado por cada grupo de seguidores de otros candidatos. Es decir, sus posibilidades de conquistar a simpatizantes ajenos también es menor que las del resto de sus contendores.
A pesar de su larga experiencia política, o quizás debido a ella, Álvarez Desanti suma más rechazos que su rival directo en este momento, Juan Diego Castro, el polémico abogado mediático de discurso de mano dura que fue ministro de Seguridad y de Justicia en el gobierno de José María Figueres y que esta semana señaló sin pruebas la gestación de un fraude electoral.
Incluso, entre los simpatizantes de Álvarez Desanti, Castro no aparece como el más rechazado. Solo el 18% de estos dijo que nunca votaría por Castro, una cifra igual a la que respondió que nunca lo haría por Piza, e inferior a la de quienes jamás apoyarían a Otto Guevara (27% de los seguidores liberacionistas).
Carlos Alvarado y Rodolfo Hernández recibieron pocas menciones en ese rubro, lo cual indica que un grupo importante no les cierra la puerta, pero tampoco ve de momento razones suficientes para apoyarlos.
El ambiente de la campaña aún se percibe frío entre la población, aunque la motivación para ir a votar ha aumentado, al pasar de 31% de personas, que decían tenerla en abundancia para ir a votar, a un 38% en esta mediación. Este dato se corresponde con el incremento de personas que aseguran votarán, que también es mayor ahora.
Tres de cada cuatro encuestados dijo tener interés en la campaña electoral (poco o mucho) y dos de cada tres manifestaron sentirse entusiasmados en alguna medida. Aunque las cifras pueden parecer bajas, tampoco son despreciables en estos tiempos de abundantes cuestionamientos a la clase política.
La mayoría (68,6%) también reportó haber visto la campaña del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) con mensajes para motivar a la gente a informarse bien e ir a votar. Estos mensajes reciben una calificación positiva, pues un 72% cree que sí tendrá un impacto en la participación o al menos hará que las personas reflexionen sobre las opciones electorales y eventualmente apoyen una de ellas.
DATOS SOBRE EL TERRENO
– 66% decididos a votar: dos de cada tres encuestados.
– 37% de estos están indecisos, cinco puntos menos que en agosto.
– Uno de cada cuatro quiere votar y no sabe por quién.
– Cuatro de cada diez (de la muestra total) ya tienen favorito.
– 12% de la muestra cambió de opinión en el último mes.