Comisión Nacional de Enlace
Comunicado Político N° 28
EN EL MARCO DEL 1 DE MAYO URGE IMPULSAR EL DEBATE DE UNA PROFUNDA RENOVACION DE LAS DIRIGENCIAS SINDICALES
Desde hace tiempo atrás, a lo interno de diversos sectores e instancias sociales del país, se ha venido planteando el debate –aunque no en forma abierta y clara-, sobre la necesidad de renovación en la mayoría de la dirigencia sindical, basados en el hecho de que, un gran número de los sindicatos del sector público tienen dirigencias con 20 años o más en los mismos cargos.
Consideramos desde la CNE que efectivamente la necesidad de renovar no sólo es una reivindicación válida, sino que además es una necesidad para la misma sobrevivencia política de nuestro movimiento sindical. Sin embargo, consideramos que dicha renovación no responde exclusivamente a cambiar dirigencias por el hecho de que tengan décadas de estar al frente de un mismo sindicato, sino principalmente porque muchas de ellas han olvidado la importancia del análisis y definición de estrategias permanentes, perdiendo completamente la perspectiva política lo que ha llevado a un anquilosamiento burocrático en dichos espacios, ya no para construir y proponer, sino simplemente para que todo permanezca igual.
Veamos tres claros ejemplos en donde se refleja esta pérdida de perspectiva política:
a) En el artículo firmado por Albino Vargas secretario general de la ANEP en el Periódico La Extra del pasado miércoles 27 de abril, titulado “Primero de mayo: Rebelión Ciudadana”, hace un llamado a “promover la más grande Rebelión Ciudadana de la historia moderna”. Nos orienta Albino Vargas diciendo que esta rebelión global debe tener como estandarte político la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, lo que nos lleva a preguntarnos en qué estriba la radicalidad de esa postura. Inferimos de su llamado que millones de ciudadanos y ciudadanas debemos lanzarnos globalmente a una rebelión, no para cambiar al sistema capitalista y sus respectivas variables explotadoras, sino para hacer realidad el sueño corrongo de dicha Declaración de que todos y todas somos iguales. Nos dice además que los tiempos que corren están a nuestro favor y que debemos “mirar a los pueblos de nuestra Latinoamérica del Sur con sus prioridades de política social” desconociendo los esfuerzos de esos pueblos por construir una nueva propuesta de socialismo que es en realidad a lo que están apostando la mayoría de dichos procesos. Lo interesante del artículo es la supuesta radicalidad del título, pero si vamos a la práctica política de la ANEP nos damos cuenta que su accionar apunta en otra dirección. Como ilustración, citemos dos ejemplos del pasado. Uno, la lucha contra RITEVE en el año 2004; ahí había un clima de verdadera rebeldía y radicalización en la movilización para expulsar a RITEVE del país. Frente a ese escenario la dirección “rebelde” de ANEP escogió el camino de la “negociación”, es decir, promover la apertura del monopolio, no su expulsión del país. Hasta allí llegó la “rebeldía”, mientras los transportistas sí fueron agredidos por la policía, algunos encarcelados y sus cabezales destruidos. Pero aquellos que en su discurso generalmente advierten que llegarán hasta “las últimas consecuencias” no estaban presentes para hacerle frente a la represión policíaca y abandonaron a los transportistas a su suerte.
La lucha contra el TLC fue otra vitrina donde se mostraron los(as) “rebeldes” sindicales, entre ellos la dirigencia de la ANEP. La dirigencia de la ANEP venía proclamando la consigna de la “democracia de la calle” y en su momento estuvo plegada a ese principio. Pero eso varió radicalmente. La ANEP se plegó a la tesis de abandonar la lucha en las calles y promover el mecanismo del referéndum abandonando incluso el espacio de la Coordinadora Nacional en marzo del 2007. Los (as) “rebeldes” de ANEP, que hoy hacen el llamado a la “rebelión ciudadana” convirtieron el principio de la movilización y democracia de la calle en una parranda electorera, una “fiesta cívica”, que sacó a flote todo tipo de oportunismo político electoralista y se convirtieron en corresponsables y cómplices directos del desastre político al que nos condujeron los sectores que impulsaron el referéndum. En síntesis ¿de qué rebelión estamos hablando?, pareciera que simplemente la que se plasma en la tinta de un artículo periodístico.
b) Mientras que la apertura de telecomunicaciones es un hecho consumado con enfrentamientos casi diarios del ICE con la SUTEL, mientras avanza en el plenario legislativo la apertura del sector eléctrico y diversos estudios señalan que en 5 años el ICE estará privatizado o desmantelado. En una situación tan compleja y delicada, vemos como la preocupación primordial de la mayoría de los sindicatos aglutinados en el FIT-ICE está centrada en temas administrativos y logísticos porque concentran sus esfuerzos en estar comunicando a los(as) trabajadores(as) del ICE promociones para ir a vacacionar en cabinas de playa, planes de descuentos en comercios, promociones para tratamientos psicológicos, ventas de condominios, contratos para alquiler de vehículos, el estado de los ascensores, propiciar oraciones por los afectados del terremoto de Japón y promociones en clínicas dentales. Más parecen agentes vendedores que sindicatos preocupados por la lucha social y en su quehacer de defensores de los derechos laborales. No hay ningún trabajo organizativo permanente y articulado para ir preparando a los(as) trabajadores(as) frente a los graves momentos que les esperan con el nuevo escenario de la apertura y privatización y difundir las consecuencias de proyectos que afectan a la clase trabajadora como el Plan Fiscal. No hay ningún trabajo por crear niveles de coordinación con otros sectores del movimiento social con el fin de fomentar alianzas en la defensa de la institución. Han abandonado el trabajo de base y movilización, ya vimos su ausencia casi total en la movilización del pasado 10 de marzo contra el Plan Fiscal en donde con la excepción de la delegación de SITET, el resto de las organizaciones brilló por su ausencia. Posiblemente para este 1 de Mayo también la ausencia del contingente sindical del ICE sea un hecho como en años anteriores, con las respectivas contadas excepciones. La pregunta obligada es ¿Qué es lo que está sucediendo políticamente con esa dirigencia sindical? Nuestra respuesta es que es una generación de dirigentes sindicales en bancarrota política y que camina en círculos, sin orientación alguna. Deben dar campo a dirigentes(as) que estén dispuestos a retomar el combate por la defensa de la institución y la renovación del movimiento sindical costarricense.
c) Finalmente y agravando las cosas, por los cables de Wikileaks hechos públicos por el periódico La Nación, quedó en evidencia que un sector del movimiento sindical, mantuvo contactos y encuentros regulares con personeros de la Embajada de Estados Unidos para comentar en torno al pulso de la confrontación que se desarrollaba sobre el TLC. Es decir, que mientras estos sectores vitoreaban estridentes consignas como la “democracia de la calle”, “iremos hasta las últimas consecuencias” o incluso “que el TLC se aprobará sólo sobre mi cadáver”, algunos dirigentes sindicales mantenían “conversaciones” con nada menos que nuestro principal enemigo en la batalla contra el TLC. Lo inaceptable es que en La Nación del Viernes 29 de Abril ante la nota del emplazamiento público que les ha hecho otro sector sindical, Edgar Morales dirigente de la ANEP y Gilbert Brown histórico dirigente de SITRAPEQUIA y de la CTRN justifican dichas acciones, porque “promueven un sindicalismo moderno”; argumentando que quienes les critican “viven metidos en cavernas”; que “son unos dogmáticos” o simplemente “es la calamidad de sembrar cizaña”. Esta dirigencia está tan acostumbrada a estas prácticas, que no acepta que haya cuestionamientos por lo que consideran que las críticas son producto de “trasnochados” “anarquistas” y “radicales”. Nos preguntamos entonces: si mientras la mayoría de los sectores sociales combatíamos a los promotores del TLC (incluida la embajada) en los distintos frentes a lo largo y ancho del país, ¿con qué finalidad un sector de la dirigencia sindical se sentaba a conversar con los personeros de los Estados Unidos en secreto y a espaldas de todo el movimiento anti TLC? ¿Fueron estas conversaciones el resultado de simples “inocentadas”, o respondían a otras intenciones políticas?
La supervivencia del movimiento sindical depende entonces en primera instancia de que recupere su perspectiva política que consideramos perdida. Se requiere también de un cambio radical no sólo de esta dirigencia sindical histórica que viene dando muestras de que está simplemente muy confortable en sus puestos mientras que los acontecimientos políticos la han sobrepasado. Hay urgentemente que apostar a una renovación y construcción desde las bases para establecer una nueva ética sindical. Que se entienda que hay que rendir cuentas a sus afiliados y a los sectores sociales que les acompañan, que anteponga los intereses de los(as) trabajadores(as) a sus intereses como dirigentes, que entienda que los puestos de conducción son transitorios y que simplemente se han delegado responsabilidades en ellos(as) porque los(as) verdaderos(as) dueños son las bases sindicales.
Es necesaria la construcción de una nueva política sindical clasista. No plantearse ese recambio, profundizará la bancarrota política del movimiento sindical lo que beneficiará únicamente a nuestros enemigos de clase.
Comisión Nacional de Enlace