Parece que no pasa un solo día sin que Corea del Norte lance una nueva amenaza. Las rimbombantes declaraciones que Pyongyang ha hecho tras el lanzamiento de un cohete de largo alcance en diciembre y la tercera prueba nuclear en febrero han llamado la atención de Estados Unidos y sus aliados.
Aquí les presentamos cinco aspectos a tener en consideración.
Es un juego político
Varios analistas a ambos lados del Pacífico atribuyen la postura agresiva al intento del joven líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, por consolidar su poder en el cerrado Estado comunista que fundó su abuelo.
“Primero que nada, lo hace para impresionar a su público local”, dijo Jasper Kim, fundador del Grupo Mundial de Investigaciones Asia Pacífico en Seúl, Corea del Sur. “Si no tiene el apoyo de las fuerzas armadas, no durará mucho. Por eso tiene que reforzar el apoyo de los altos mandos”.
Eso será difícil de lograr en Corea del Norte, “en donde la edad es importante”, agregó. Se cree que Kim tiene 29 años.
Peter Hayes, director del Instituto Nautilus de San Francisco, dice que en la dirigencia norcoreana hay un debate acerca del futuro del país como Estado nuclear.
Una facción quiere “ser un Estado con armas nucleares capaz de comportarse como los Estados nucleares legales y reconocidos para jugar su juego y volverse en contra de ellos”, dijo Hayes.
“En mi opinión, eso es lo que está pasando con las pruebas y los lanzamientos de cohetes”, dijo. “La otra corriente política está relacionada con el Ministerio de Asuntos Exteriores y la facción internacional del Partido Laborista coreano, quienes quieren negociar una solución a este lío”.
En una declaración reciente, el Ministerio del Exterior declaró que Corea del Norte no cedería su “espada sagrada” nuclear mientras Estados Unidos siga mostrándose hostil, una condición que indica que Pyongyang podría estar dispuesto a abandonar el desarrollo de la bomba bajo las circunstancias correctas, dijo Hayes.
Sin embargo, la retórica es más agresiva esta vez
“Siempre dicen esta clase de cosas, así que existe la tendencia de tratarlas como algo descabellado que proviene de Corea del Norte”, dijo Jeffrey Lewis, director para Asia oriental del Centro de Estudios James Martin para la No Proliferación, con sede en California. “Sin embargo, esto no es normal. Es más virulento”.
Un general norcoreano declaró recientemente que, en caso de una guerra, atacarían a Washington con un arma nuclear. “Es una amenaza muy directa”, dijo Lewis.
El discurso norcoreano se hizo más violento después de la prueba nuclear del 12 de febrero y de las
consecuentes sanciones por parte de la ONU. Victor Cha, director de Estudios Asiáticos de la Universidad de Georgetown y exdirector de Asuntos Asiáticos en el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, dijo en el programa
Fareed Zakaria GPS, de CNN, que desde 1992, Corea del Norte ha lanzado alguna clase de provocación militar a las 14 semanas de la toma de protesta de los presidentes de Corea del Sur. La presidenta sudcoreana, Park Geun-hye, tomó posesión el 25 de febrero, así que “empiecen la cuenta regresiva”, dijo.
“Lo anormal son los antecedentes de comportamiento impredecible de la nueva dirigencia durante cerca de un año y la secuencia de provocaciones más concentradas en un cierto lapso a diferencia de lo que se ha visto en los últimos 20 años”, dijo. “Así que, en ese contexto, aunque para el espectador promedio estas parecen ser sólo amenazas de parte de Corea del Norte, para quienes estudiamos esto más de cerca es ligeramente diferente… y más preocupante”.
Sus armas nucleares aún no son útiles
La mayoría de los observadores dice que Pyongyang aún está lejos de tener la tecnología adecuada para desplegar una ojiva nuclear a través de un misil. Aunque los científicos se las arreglaron para enviar un pequeño satélite al espacio en diciembre, colocar un dispositivo útil en un misil, lanzarlo y dar en el blanco es mucho más complicado, dijo Hayes.
Sin embargo, Lewis, quien dirige el blog Arms Control Wonk, dijo que los norcoreanos podrían haber intentado “omitir un paso” con sus pruebas tempranas para construir una bomba lo suficientemente pequeña como para incorporarla en un misil. Eso podría explicar por qué las dos primeras fueron relativamente poco exitosas.
“Creo que es posible que tengan un diseño de ojiva que pese menos de 1,000 kilos… de cualquier forma no es lo suficientemente pequeña como para ponerla en un misil y lanzarla contra Estados Unidos, pero están más cerca de lo que estaban hace un par de años”, dijo.
Aunque Washington no lo ha reconocido abiertamente, Lewis dijo que el anuncio que hizo el Pentágono el 15 de marzo acerca del
despliegue de un sistema terrestre de intercepción de misiles en la Costa Oeste podría indicar que los norcoreanos han desplegado el misil de largo alcance que mostraron en un desfile en 2012. Lewis dijo que el anuncio fue “más una exhibición”, pero podría reflejar la preocupación real de Estados Unidos por esos misiles.
“Si van a gastar 1,000 millones de dólares en el despliegue de los interceptores, deberían decirlo abiertamente”, dijo.
Las armas nucleares no son todo
Corea del Norte también tiene mucha artillería militar convencional, como misiles balísticos de alcance medio, miles de cañones, lanzacohetes y tanques desplegados a lo largo de la Zona Desmilitarizada (ZD) que separa al Norte del Sur. Seúl está en el rango de alcance de muchas de esas armas y el Norte ha amenazado anteriormente con convertir la capital del Sur en un “océano de fuego”.
Un bombardeo norcoreano provocaría la muerte de decenas de miles de personas en Seúl antes de que la respuesta de Corea del Sur y Estados Unidos acabara con esas armas, explicó Hayes. Sin embargo, eso desencadenaría una nueva guerra en Corea que, según dijo, terminaría mal para el empobrecido Norte.
“Tienen menos de 30 días de reservas de combustible y no tienen capacidad de reabastecimiento”, explicó. “Tendrían que librar una guerra muy breve antes de verse obligados a caminar hacia el terreno de batalla”.
Pyongyang mantiene a sus fuerzas concentradas en la ZD “precisamente porque son débiles”, dijo.
También hay otras vías. Cuando las computadoras de los bancos y las televisoras sudcoreanas empezaron a colapsar el miércoles, las sospechas recayeron pronto sobre el Norte. No es la primera vez que Corea del Sur acusa al Norte de perpetrar esta clase de ataques cibernéticos, como en los incidentes de 2010 y 2012 en los que también se atacó a bancos y organizaciones de medios. Adam Segal, experto en ciberseguridad del Consejo de Relaciones Exteriores, dijo que loshackeos coinciden con los actos anteriores de Corea del Norte.
Entonces, ¿qué sigue?
Durante años, Pyongyang ha hecho tratos para reducir su desarrollo nuclear y de misiles a cambio de asistencia económica. Esos acuerdos se desintegraron cuando el Norte volvió a llevar a cabo pruebas. Las pláticas con el Norte, sus vecinos asiáticos y Estados Unidos se desvanecieron en 2007 y el primer intento del Norte por lanzar un satélite frustró un plan estadounidense para intercambiar cientos de toneladas de alimentos a cambio del cese del desarrollo armamentístico.
“Creo que en este momento el problema es que no se puede negociar con ellos directamente porque llevaron a cabo una serie de pruebas nucleares y de misiles balísticos y estamos iniciando un periodo de sanciones a través de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU”, dijo Cha.
“No quieren entregar sus armas nucleares. Quieren salirse con la suya. Durante el último cuarto de siglo, la política estadounidense ha sido de negociar cosas a cambio de la entrega de sus armas nucleares”, explicó. “Este es entonces el problema. Este es el dilema actual”.
“Los norcoreanos lo tomarán como lo que es: la afirmación de que estamos jugando el juego nuclear con Corea del Norte, y eso es lo último que deberíamos hacer”, dijo. “Creo que nuestra postura debería ser persuadirnos de que estamos siendo firmes —lo que significaría un juego local en Washington— o de tranquilizar a nuestros aliados y disuadir a Corea del Sur de intervenir por su cuenta con sus armas nucleares”.
Tanto Hayes como Lewis dijeron que no hay mucho que perder si se sigue negociando con el Norte. “Hacemos lo posible defensivamente; si los norcoreanos quieren negociar o regatear, estoy listo para eso”, dijo Lewis.