domingo, 20 de mayo de 2012

Llegó la estrella 22 al Team: un título conseguido por el coraje de unos jugadores, un cuerpo técnico que obró el milagro y una afición inclaudicable: nadie más se puede montar en el carro del festejo. Nadie más. ¡Salud, campeones!

ROXIE BLENT PRESIDENTA DEL CLUB SPORT HEREDIANO 

Cuando un equipo grande vuelve a la cima, el país futbolero se estremece.

Anoche, el Club Sport Herediano regresó de un letargo de 19 años y reclamó su carné de grande de Costa Rica y una corona que se ciñó, por fin, por ocasión número 22.
Fue un título disfrutado como pocos, con un guion inmejorable, pues la fiesta se completó con el gol de Víctor Mambo Núñez, justo al minuto 90, para sentenciar el 1-2 del juego y el 6 a 3 del marcador global, que no deja espacio a la duda de cuál equipo fue mejor de la serie.
A jugar. Entre las urgencias propias de uno y otro, el partido se tornó entretenido, jugado al filo de los nervios y sin darle chance de nada al otro, porque en el futbol, en estas circunstancias, nadie regala nada y menos en un juego de final.
Herediano trató de dar un “mate” no más en el arranque de juego, con un remate de Minor Díaz que sacó a “mano cambiada”.
El Team jugó al ataque porque es un equipo de Odir y Odir no siente el futbol de otra manera. Los santistas lo hicieron a la ofensiva porque el Santos gusta de hacerlo bien y el equipo que palpa el futbol así siempre piensa en el marco rival.
Con el corazón en la mano, en una espléndida noche caribeña, los dos equipos se dedicaron, entre las ansias y los deseos, a buscar el resultado, sin subterfugios ni artimañas.
El Santos agitó los corazones cuando se fue arriba en la pizarra, luego de que Francisco Calvo no tuviera una mejor idea que tumbar a Cristian Lagos en plena área, en un lance sin peligro para alguno para su equipo.
Fue uno de esos penales en los cuales el jugador “obliga” al árbitro a pitar la sanción. Fue uno de esos penales que los tira todo el mundo, aunque lo cobre solo uno; en este, Cristian Lagos fue el encargado de sentenciar.
Como hace una semana, los fantasmas de las desgracias pasadas parecieron asomar la nariz. Sin embargo, como sucedió hace una semana, estos jugadores heredianos no se dieron por enterados.
Encajaron el golpe y respondieron de la mejor manera que se puede en estas situaciones: con un gol rápido. José Carlos Cancela hizo un tremendo gol que hizo estallar el Ebal Rodríguez en un alarido de felicidad, porque anoche el reducto guapileño fue un pequeño Rosabal Cordero en el Caribe.
El segundo tiempo fue una lucha entre el que remaba contra la corriente y el que no deseaba que esto se le fuera de las manos.
César Eduardo Méndez “quemó sus naves” y mandó tres cambios ofensivos en pos de torcer el destino de esta final.
Odir, que es como el diablo, pues sabe más por sus 35 años de “comer banquillo”, reforzó su mediacancha con piernas nervudas y pujantes, para amarrar lo que tenía y dar un puntillazo..., si se podía.
Se pudo al cierre, con el tanto del Mambo y acabó la sequía más larga de títulos del Herediano.



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