GARROTIEMOS AL DELINCUENTE
El rápido crecimiento de la criminalidad en Costa Rica debería ser un tema prioritario. Difícilmente pasa un día sin que se produzca un asalto o un asesinato perpetuado por los “infelices” delincuentes contra toda clase de costarricenses sin medir la condición económica o social, en Limón ejecutan a dos personas cada día, así de fea está la situación en este país de paz.
El colmo es que los maleantes ya no se respetan ni entre ellos. Antes los delincuentes decían que “nosotros no robamos a los pobres porque somos de los mismos”, sin embargo, ahora no respetan a nadie, les da igual bolsear a un mendigo que a un presidente, o al mismísimo policía. Lamentablemente esta serie de crímenes pareciera que no producen una reacción de los ticos, y más bien muestran una increíble indiferencia. Aquí estamos en la tierra del “porta’mi”, ya la gente no se preocupa por lo que le ocurre al vecino. Díganme si no es increíble que los ticos vean la criminalidad y la delincuencia como algo normal.
¿Qué le está pasando a Costa Rica? No seamos cobardes. ¿Será un virus que está contagiando a los ticos y que ya no los hace reaccionar? Uno de los factores que podría ser importante, es la generalizada campaña de algunos “idiotas”, que consideran todo acto de defensa contra los criminales, una violación a los derechos humanos. Me pregunto si estas mentes enfermas y cobardes que se colocan al lado de los criminales, no han pensado en los derechos humanos de los padres, hijos o hermanos que han perdido seres queridos en manos de estos “diablos”.
Ya no estamos en un país pacífico, aquí todos los días se asalta y mata a los ciudadanos, en todas las familias hay una víctima, esto es tierra de nadie... perdón, de los delincuentes. Aquellos que defienden indirectamente a estos criminales, quisiera saber si seguirían pensando igual el día que les asesinen, asalten o violen a un familiar.
Este extraño pacifismo de un sector importante de la población, al único que favorece es al pillo y al asesino. Señores es hora de frenar el bandidaje y empezar a llamar por su nombre, y señalar a quienes quieren destruir este país. Seamos valientes, ayudémosle al vecino, al amigo, al trabajador, y al “buen desconocido”, no dejemos que los delincuentes nos roben Costa Rica porque nosotros “el grupo de los buenos” llegamos primero.
Amarrémonos los pantalones y las enaguas para exigirle a los sinvergüenzas que nos dejen en paz, si las autoridades no pueden poner fin a la masacre que está ocurriendo en los barrios, pues hagámoslo nosotros... sinceramente a más de un raterillo le hace falta una buena garroteada para que se le quite la maña, talvez con eso los obliguemos a buscar trabajo para que le dejen de quitar las cosas a la gente que se las gana con el sudor de su frente.
Si alguien dice que la violencia genera violencia, le respondo que no me creo el dueño de la verdad, pero mientras no reduzcan la criminalidad en Costa Rica nos tendremos que defender a como podamos.
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