domingo, 18 de marzo de 2012

Cuando la esposa de Albert Caldwell contemplaba cómo el personal de cubierta cargaba con el equipaje el 10 de abril de 1912 en Southampton, preguntó a uno de los mozos: “¿Es verdad que este barco no se puede hundir?”. El chico le contestó: “Así es, señora, ¡ni Dios mismo podría hundir este barco!”.



NI EL DIOS DEL CIELO PODRÍA HUNDIR EL TITANIC.....PERO 4 DIAS DESPUES............... 
EL TITANIC

EL BARCO QUE NI DIOS PODÍA HUNDIR

Un Madrid helado recuerda el Titanic, en una exposición con muchos objetos reales del barco que se hundió al chocar con un iceberg en 1912. La muestra presenta doscientos treinta artefactos originales, acompañados de recreaciones de algunos de los espacios del trasatlántico, como el puente de mando o camarotes de primera y tercera clase. Se puede tocar además una especie de iceberg y contemplar el sumergible que se utilizó para las labores de rescate. Todo un lujo para los fanáticos de un barco, que no se ha hundido en el olvido. ¿Por qué nos atrae tanto la historia del Titanic?





La historia mostraba así la futilidad de todo.  


Uno de los seis vigías que contemplaba la tranquila noche, Frederick Fleet, dice que no recuerda un mar tan calmado y un cielo tan despejado como el de ese domingo  


La banda parece que tocó hasta el final en la cubierta un himno de origen episcopal llamado Otoño.   
La fascinación que a muchos produce la historia del Titanic, parece que es universal. Para los historiadores sociales es como una especie de microcosmos de la sociedad de principios del siglo pasado. Para los amantes del mar es el naufragio definitivo. Para los enfermos de nostalgia, evoca tiempos pasados. Y para los que sueñan despiertos, significa el misterio de tantas cosas que pudieran haber ocurrido…

¿UNA PROFECÍA ANUNCIADA?

En 1898 un autor desconocido llamado Morgan Robertson publicó una novela sobre un fabuloso trasatlántico, más grande que ningún otro que se hubiera construido. El escritor lo llenó de personas ricas y complacientes, hasta que una fría noche de abril chocó contra un iceberg. La historia mostraba así la futilidad de todo. Por eso llamó el libro Futility, cuando apareció editado en 1898 por Mansfield, años antes de que el Titanic se hundiera otra noche de abril en 1912.

La nave construida por la Línea Estrella Blanca recuerda hasta en sus dimensiones el barco de la novela de Robertson (sesenta y seis mil toneladas en la realidad, setenta mil en la ficción, con apenas ochenta y dos pies y medio de diferencia en la extensión). Ambos tenían una estructura similar y alcanzaban una velocidad parecida. Los dos podían llevar tres mil personas, pero no tenían barcos salvavidas suficientes. Ya que se pensaba que no podían hundirse. Por si todo esto fuera poco, Robertson llamó a su barco Titán…

No es éste por supuesto el primer caso de lo que parece una profecía anunciada. Las novelas de Julio Verne o hasta los comic de Tintín, muestran artefactos que luego se harían realidad, pero existían mucho tiempo antes en proyecto. La novela de Robertson no sólo demuestra que estaba muy bien informado sobre temas navales, sino que saca unas conclusiones sobre la vida que muchos de los contemporáneos del Titanic entendieron claramente, después de pensar que “Dios no podía hundir este barco”…

EL BARCO QUE NO SE PODÍA HUNDIR

Cuando la esposa de Albert Caldwell contemplaba cómo el personal de cubierta cargaba con el equipaje el 10 de abril de 1912 en Southampton, preguntó a uno de los mozos: “¿Es verdad que este barco no se puede hundir?”. El chico le contestó: “Así es, señora, ¡ni Dios mismo podría hundir este barco!”. Los pasajeros de este trasatlántico que iniciaba así su primer viaje a Nueva York, no podían ni imaginar lo que ocurriría cuatro días después, veinte minutos antes de la madrugada…

Uno de los seis vigías que contemplaba la tranquila noche, Frederick Fleet, dice que no recuerda un mar tan calmado y un cielo tan despejado como el de ese domingo. Hacía mucho frío, pero no se veía luna, ni había nubes que ocultaran el cielo estrellado. El Atlántico parecía un mar de cristal, cuando Fleet vio de repente algo oscuro enfrente suyo, más negro que la propia noche. Al principio era pequeño, pero cada segundo crecía más y más. Rápidamente el vigía hizo sonar una campana tres veces, advirtiendo del peligro, mientras levantaba el teléfono para llamar al puesto de mando...

LO QUE PUDIERON SALVAR

Cuando empezaron a sacar a los pasajeros de los camarotes, cada uno se llevaba lo que le parecía más importante salvar del naufragio. La mujer de Adolf Dyker llevaba por ejemplo una caja con dos relojes de oro, dos anillos de diamantes, un collar de zafiros y doscientas coronas danesas. Otros como la señorita Edith Russell, preferían llevar una especie de mascota como un cerdo de juguete con música, al que tendría especial cariño. Hay quien llevaba los libros que tenía en la mesilla, como Lawrence Beesley, o un revolver y un compás, como Norman Campbell Chambers. Hubo hasta quien guardó cuatro naranjas bajo su blusa, como el camarero James Johnson.

En segunda clase viajaba un joven estudiante de teología llamado Stewart Collett. El se llevó la Biblia, que prometió a su hermano que llevaría siempre consigo, hasta que se volvieran a ver. El pastor Robert Bateman se quedó de pie en la cubierta mirando como su cuñada, la señora Ada Balls, subía al bote. “Si no nos volvemos a ver de nuevo en este mundo”, le dijo: “Nos veremos en el otro”. Mientras bajaba la barca, se quitó su alzacuello y se lo dio a ella como recuerdo. La banda parece que tocó hasta el final en la cubierta un himno de origen episcopal llamado Otoño.

Hay muchas leyendas en torno al Titanic. Todos están de acuerdo en que el barco chocó a las doce menos veinte, y se hundió a las dos y veinte, pero sobre todo lo demás hay muchas versiones… Muchos supervivientes insisten en que el barco que los recogió, el Carpathia, era la mitad de grande que el Titanic, cuando los dos eran muy parecidos (aunque el Titanic tenía mil cuatro toneladas más). Otros imaginan campos de golf, pistas de tenis y vacas lecheras, que nunca existieron. Casi cada una de las mujeres que sobrevivieron dicen haberlo hecho en el último bote. Obviamente, esto no era posible, pero ¡quién se lo iba a discutir! Sería como preguntarle la edad a una dama…

“¡MÁS CERCA, OH DIOS, DE TI!”

Uno de los temas más curiosos de discusión sobre el hundimiento del Titanic es cuál era la música que tocaba la banda hasta el último momento. La leyenda dice que era el himno ¡Más cerca, oh Dios, de Ti! Muchos de los supervivientes así lo recuerdan. Y no hay razones para dudar de su sinceridad… Aunque otros mantienen que era música de ragtime. Y un hombre dice que recuerda perfectamente que al final no tocaban nada. Pero un oficial encargado de comunicaciones, particularmente meticuloso en sus observaciones, asegura que era el himno episcopal Otoño.

Lo cierto es que el hecho de que sonara un himno, mientras se hundía el Titanic, se ha convertido en una expresión de futilidad en lengua inglesa. Es la imagen del extraño espectáculo de músicos cayendo e instrumentos volando por el aire, mientras las luces parpadeaban, hasta apagarse definitivamente. Sólo una lámpara de keroseno destellaba en el mástil más alto, mientras el barco se hundía...

Este cuadro, lejos de hablarnos de la ausencia de Dios, nos muestra la realidad de Aquel que está al control de todas las cosas. Es cierto que estamos en un barco, que muchos piensan que ni Dios mismo podría hundir. La vida nos enseña todo lo contrario. No tenemos en este mundo otra seguridad que la que Dios nos da. Él tiene la última palabra, y el control sobre nuestras vidas. Por eso podemos cantar:

¡Más cerca, oh Dios de Ti, más cerca, sí! Aunque una dura cruz me oprima a mí. Será mi canto aquí: ¡Más cerca, oh Dios, de Ti, más cerca, sí! 

Titanic Tragedy NI EL DIOS DEL CIELO PODRÍA HUNDIR EL TITANIC....





 NI EL DIOS DEL CIELO PODRÍA HUNDIR EL TITANIC, PERO 4 DIAS DESPUÉS...... 
EL TITANIC

EL BARCO QUE NI DIOS PODÍA HUNDIR

Un Madrid helado recuerda el Titanic, en una exposición con muchos objetos reales del barco que se hundió al chocar con un iceberg en 1912. La muestra presenta doscientos treinta artefactos originales, acompañados de recreaciones de algunos de los espacios del trasatlántico, como el puente de mando o camarotes de primera y tercera clase. Se puede tocar además una especie de iceberg y contemplar el sumergible que se utilizó para las labores de rescate. Todo un lujo para los fanáticos de un barco, que no se ha hundido en el olvido. ¿Por qué nos atrae tanto la historia del Titanic?





La historia mostraba así la futilidad de todo.  


Uno de los seis vigías que contemplaba la tranquila noche, Frederick Fleet, dice que no recuerda un mar tan calmado y un cielo tan despejado como el de ese domingo  


La banda parece que tocó hasta el final en la cubierta un himno de origen episcopal llamado Otoño.   
La fascinación que a muchos produce la historia del Titanic, parece que es universal. Para los historiadores sociales es como una especie de microcosmos de la sociedad de principios del siglo pasado. Para los amantes del mar es el naufragio definitivo. Para los enfermos de nostalgia, evoca tiempos pasados. Y para los que sueñan despiertos, significa el misterio de tantas cosas que pudieran haber ocurrido…

¿UNA PROFECÍA ANUNCIADA?

En 1898 un autor desconocido llamado Morgan Robertson publicó una novela sobre un fabuloso trasatlántico, más grande que ningún otro que se hubiera construido. El escritor lo llenó de personas ricas y complacientes, hasta que una fría noche de abril chocó contra un iceberg. La historia mostraba así la futilidad de todo. Por eso llamó el libro Futility, cuando apareció editado en 1898 por Mansfield, años antes de que el Titanic se hundiera otra noche de abril en 1912.

La nave construida por la Línea Estrella Blanca recuerda hasta en sus dimensiones el barco de la novela de Robertson (sesenta y seis mil toneladas en la realidad, setenta mil en la ficción, con apenas ochenta y dos pies y medio de diferencia en la extensión). Ambos tenían una estructura similar y alcanzaban una velocidad parecida. Los dos podían llevar tres mil personas, pero no tenían barcos salvavidas suficientes. Ya que se pensaba que no podían hundirse. Por si todo esto fuera poco, Robertson llamó a su barco Titán…

No es éste por supuesto el primer caso de lo que parece una profecía anunciada. Las novelas de Julio Verne o hasta los comic de Tintín, muestran artefactos que luego se harían realidad, pero existían mucho tiempo antes en proyecto. La novela de Robertson no sólo demuestra que estaba muy bien informado sobre temas navales, sino que saca unas conclusiones sobre la vida que muchos de los contemporáneos del Titanic entendieron claramente, después de pensar que “Dios no podía hundir este barco”…

EL BARCO QUE NO SE PODÍA HUNDIR

Cuando la esposa de Albert Caldwell contemplaba cómo el personal de cubierta cargaba con el equipaje el 10 de abril de 1912 en Southampton, preguntó a uno de los mozos: “¿Es verdad que este barco no se puede hundir?”. El chico le contestó: “Así es, señora, ¡ni Dios mismo podría hundir este barco!”. Los pasajeros de este trasatlántico que iniciaba así su primer viaje a Nueva York, no podían ni imaginar lo que ocurriría cuatro días después, veinte minutos antes de la madrugada…

Uno de los seis vigías que contemplaba la tranquila noche, Frederick Fleet, dice que no recuerda un mar tan calmado y un cielo tan despejado como el de ese domingo. Hacía mucho frío, pero no se veía luna, ni había nubes que ocultaran el cielo estrellado. El Atlántico parecía un mar de cristal, cuando Fleet vio de repente algo oscuro enfrente suyo, más negro que la propia noche. Al principio era pequeño, pero cada segundo crecía más y más. Rápidamente el vigía hizo sonar una campana tres veces, advirtiendo del peligro, mientras levantaba el teléfono para llamar al puesto de mando...

LO QUE PUDIERON SALVAR

Cuando empezaron a sacar a los pasajeros de los camarotes, cada uno se llevaba lo que le parecía más importante salvar del naufragio. La mujer de Adolf Dyker llevaba por ejemplo una caja con dos relojes de oro, dos anillos de diamantes, un collar de zafiros y doscientas coronas danesas. Otros como la señorita Edith Russell, preferían llevar una especie de mascota como un cerdo de juguete con música, al que tendría especial cariño. Hay quien llevaba los libros que tenía en la mesilla, como Lawrence Beesley, o un revolver y un compás, como Norman Campbell Chambers. Hubo hasta quien guardó cuatro naranjas bajo su blusa, como el camarero James Johnson.

En segunda clase viajaba un joven estudiante de teología llamado Stewart Collett. El se llevó la Biblia, que prometió a su hermano que llevaría siempre consigo, hasta que se volvieran a ver. El pastor Robert Bateman se quedó de pie en la cubierta mirando como su cuñada, la señora Ada Balls, subía al bote. “Si no nos volvemos a ver de nuevo en este mundo”, le dijo: “Nos veremos en el otro”. Mientras bajaba la barca, se quitó su alzacuello y se lo dio a ella como recuerdo. La banda parece que tocó hasta el final en la cubierta un himno de origen episcopal llamado Otoño.

Hay muchas leyendas en torno al Titanic. Todos están de acuerdo en que el barco chocó a las doce menos veinte, y se hundió a las dos y veinte, pero sobre todo lo demás hay muchas versiones… Muchos supervivientes insisten en que el barco que los recogió, el Carpathia, era la mitad de grande que el Titanic, cuando los dos eran muy parecidos (aunque el Titanic tenía mil cuatro toneladas más). Otros imaginan campos de golf, pistas de tenis y vacas lecheras, que nunca existieron. Casi cada una de las mujeres que sobrevivieron dicen haberlo hecho en el último bote. Obviamente, esto no era posible, pero ¡quién se lo iba a discutir! Sería como preguntarle la edad a una dama…

“¡MÁS CERCA, OH DIOS, DE TI!”

Uno de los temas más curiosos de discusión sobre el hundimiento del Titanic es cuál era la música que tocaba la banda hasta el último momento. La leyenda dice que era el himno ¡Más cerca, oh Dios, de Ti! Muchos de los supervivientes así lo recuerdan. Y no hay razones para dudar de su sinceridad… Aunque otros mantienen que era música de ragtime. Y un hombre dice que recuerda perfectamente que al final no tocaban nada. Pero un oficial encargado de comunicaciones, particularmente meticuloso en sus observaciones, asegura que era el himno episcopal Otoño.

Lo cierto es que el hecho de que sonara un himno, mientras se hundía el Titanic, se ha convertido en una expresión de futilidad en lengua inglesa. Es la imagen del extraño espectáculo de músicos cayendo e instrumentos volando por el aire, mientras las luces parpadeaban, hasta apagarse definitivamente. Sólo una lámpara de keroseno destellaba en el mástil más alto, mientras el barco se hundía...

Este cuadro, lejos de hablarnos de la ausencia de Dios, nos muestra la realidad de Aquel que está al control de todas las cosas. Es cierto que estamos en un barco, que muchos piensan que ni Dios mismo podría hundir. La vida nos enseña todo lo contrario. No tenemos en este mundo otra seguridad que la que Dios nos da. Él tiene la última palabra, y el control sobre nuestras vidas. Por eso podemos cantar:

¡Más cerca, oh Dios de Ti, más cerca, sí! Aunque una dura cruz me oprima a mí. Será mi canto aquí: ¡Más cerca, oh Dios, de Ti, más cerca, sí! 

Laura Chinchilla visitará al papa, Alemania y Francia - Diario Digital Nuestro País

Laura Chinchilla visitará al papa, Alemania y Francia - Diario Digital Nuestro País

BABA DE CARACOL DE NASA PRESENTA LISTA DE LOTERIA NACIONAL DE LA JUNTA DE PROTECCION SOCIAL DE SAN JOSE SORTEO 4177 DEL DOMINGO 18 DE MARZO 2012




LISTA DE LOTERIA NACIONAL DE LA JUNTA DE PROTECCION SOCIAL DE SAN JOSE  SORTEO 4177 DEL DOMINGO 18 DE  MARZO 2012

viernes, 16 de marzo de 2012

SUSPENSIÓN VERBAL DE SERVICIOS LUNES 19 DE MARZO 2012


SUSPENSIÓN VERBAL DE SERVICIOS

LUNES 19 DE MARZO 2012
INSTALACIÓN DE TRANSFORMADOR
08:00AM A 11:00AM

SAN JOSÉ – MONTES DE OCA (parcial)


SECTOR QUE COMPRENDE:
De la entrada a Residencial El Roble 250 metros este.

INCLUYE:
Clínica Dental Dra. Rocío Zúñiga      
Apartamentos Santa Catalina

NO INCLUYE:
Residencial El Roble
Residencial Los Eucaliptos

Centro Natural La fuente

Alza de 13 % en tarifa de buses: Agresión económica directa que empobrece más a la clase trabajadora

Alza de 13 % en tarifa de buses: Agresión económica directa que empobrece más a la clase trabajadora

Excontralor anunciaría en dos semanas si cobrará indemnización al Estado | Monumental

Excontralor anunciaría en dos semanas si cobrará indemnización al Estado | Monumental

jueves, 15 de marzo de 2012

Llegada. De Nery Brenes

Costa Rica: El pueblo más feliz del mundo

Costa Rica: El pueblo más feliz del mundo

DÉFICIT… ¿CUÁL DÉFICIT? El COMEX gastará casi ¡15 millones de dólares! en nuevo edificio


DÉFICIT… ¿CUÁL DÉFICIT?

El COMEX gastará casi
 ¡15 millones de dólares!
en nuevo edificio

Déficit… ¿cuál déficit? En el Ministerio de Comercio Exterior (COMEX) pretenden gastarse, nada más y nada menos, que, prácticamente, unos 15 millones de dólares para adquirir sus nuevas instalaciones y su consecuente remodelación.

Efectivamente, ha llegado hasta nuestras manos (entre otros documentos), copia del documento Memorándum AI-004-2012, fechado 31 de enero de 2012, en el cual don Alexánder Arias, Auditor Interno de Procomer-COMEX, le indica su preocupación al señor Eddie Villalobos, Gerente Administrativo financiero de la institución, dando cuentas de que se le informado que por decisión de la Junta Directiva de Procomer, se debe hacer un “ajuste presupuestario” por el orden de:
 
a)   $10.456.730.56, para comprar un nuevo edifico
b)   $ 4.000.000.00 para remodelaciones.

En total, el “palacio” que pretende para su sede el COMEX costará la astronómica cifra de casi 7.500.000.000.oo de colones. Doña Anabel González Campabadal, Ministra de Comercio Exterior, debe explicar mucho al respecto.

Así las cosas, la prédica oficialista acerca del Déficit Fiscal pierde toda credibilidad pues si una entidad del sistema de Administración Pública de Costa Rica, por más naturaleza jurídica “privada” tenga, piensa gastar casi 7 mil 500 millones de colones en su nuevo edificio, entonces, ¿en qué quedamos? ¿Hay o no hay déficit?...

La señora Presidenta de la República, doña Laura Chinchilla Miranda, tiene la última palabra. Esperamos su comentario al respecto.

San José, 15 de marzo de 2012.

Teleclub Carlos Carpio Terapeuta en adicciones y familia Naturista