Escribir sobre este tema implica un gran reto, pues debido a los niveles de enfrentamiento entre las partes hace que exista una gran carga de subjetividad, prejuicio, religiosidad, que sin duda lastimará “siempre” a algún grupo, pero no participar de la discusión por temor a “ofender” o bien a ser estigmatizado no es razón suficiente para no generar un punto de vista del tema, especialmente ahora que el Estados Unidos el matrimonio igualitario es legal por una resolución de la Corte Suprema de Justicia, un país de mayoría protestante.
Siempre nos ha llamado mucho la atención como dulces y amorosas personas, incluida mi mamá, cuando se refieren a algo relativo a los gay se les sale un odio sale desde de lo más profundo de sus almas, una forma extraña de amar al prójimo que es premisa fundamental de la religión reinante en nuestro país.
Los religiosos de inmediato, a manera de disco grabado, hacen una referencia a la biblia judeo-cristiana, donde se condena las prácticas homosexuales, en la parte conocida como viejo testamento no solo están las prohibiciones sino también los castigos que llevan a la muerte, son las conocidas leyes moisaicas y dicen “amorosas” cosas como: “Si alguno se ayuntare con varón como con mujer, abominación hicieron; ambos han de ser muertos; sobre ellos será su sangre” (Levítico 20:13), posteriormente señala que hubo algunos reyes “piadosos” en Judá que rectificaron este problema de prostitución. Asa hizo lo recto ante los ojos de Jehová (1 Reyes 15:11), y el primer acto “correcto” que hizo y que ha sido registrado, fue que quitó del país a los sodomitas (1 Reyes 15:12). Después, esta abominable práctica volvió a surgir, pero en los días de Josafat los sodomitas fueron nuevamente barridos de la tierra (1 Reyes 22:46). En los días de Josías estos sodomitas habían levantado sus tiendas o casetas o locutorios dentro de los atrios del templo de Dios, pero el piadoso rey Josías se deshizo de ellos (2 Reyes 23:7).
El nuevo testamento castiga y condena también las prácticas homosexuales y los coloca en la lista larga pecadores mencionada en 1 Timoteo 1:9-10, que los homosexuales se mencionan junto con los “impíos,” los “parricidas,” los “matricidas,” los “homicidas,” los “fornicarios,” los “secuestradores,” etc. los homosexuales son nombrados junto con la peor clase de pecadores imaginable, obviamente no heredaran el reino de dios, llama la atención que Jesús nunca se refirió directamente a este tema, sino sus seguidores.
Está obsesión religiosa para catalogar a los homosexuales como los peores y más viles individuos de la tierra, además de prejuiciosa y exagerada, parte del supuesto que todos son comparables con los asesinos y delincuentes, consideran aún valido regular la vida con el pensamiento de hace cuatro mil años; para quienes asisten el domingo a la iglesia a compartir una visión del mundo anclada en la prácticas antidemocráticas y salvajes de las sociedades de la edad del bronce, ¿pero debe ser una imposición para todos los ciudadanos?
Sin duda mucho ha sucedido mucho en la historia de la humanidad, desde que las prácticas de la lapidaciones judaicas eran la norma, donde se deleitaban con el asesinato tribal a cualquier que violase las leyes dada por Moisés, nada diferente al Coliseo Romano donde luego los cristianos también sufrieron el escarnio público por su actuar y pensamiento monoteísta.
Todas estas leyes fueron dadas dentro de los regímenes monárquicos -que hasta el día de hoy sobreviven aunque muy cuestionados-, la humanidad ha pagado un precio muy alto, incluso con sangre para eliminar ese poder absoluto del rey, dado supuestamente por dios o dioses, para por fin arrancarle ese poder sobre la vida y la muerte que incluía la propiedad de todo lo estaba en su reinado, producto de la revolución francesa nacieron conceptos como Libertad, Igualdad (lamentablemente no contemplaba a las mujeres) y fraternidad, una visión republicana de la vida que hoy nos da la igualdad legal de derechos a todos los ciudadanos, tal historia es negada de tajo al escuchar las opiniones de aquellos que cuestionan la igualdad de derechos de las personas homosexuales.
En la institución donde laboro, los conceptos asumidos en su dinámica sobre la visión de la familia –usualmente se queda callada cuando emergen estos temas-, consideran que no solo hay un tipo de familia, superan el modelo de “divina familia”, pues la pretensión de los escritores de la biblia judía tenían el objetivo de las relaciones sexuales fuera la concepción de hijos, futuros soldados vitales para la sobrevivencia como pueblo.
En la actualidad la mitad de las familias son monoparentales o sea solo la mujer es la jefa de familia que supongo se aparta del modelo tradicional de familia inventado por el imperio Romano (aunque ahora sea adoptado por las iglesias como parámetro idílico), pero más allá de lo conceptual debemos preguntarnos, ¿Qué hace que un grupo de seres humanos tengan menos derechos que otros? ¿Se puede o se debe impedir el amor entre personas? ¿Debemos dejar que visiones religiosas muy similares a las concepciones musulmanas radicales dominen la sociedad costarricense aunque sean discriminatorias?
Sin duda vivir en democracia implica aceptar el pensamiento diverso por lo que respetamos, con límites por supuesto, las creencias religiosas de cualquier tipo, incluido al de la Roca del Pedernal, aquel pastor cuya costumbre era bendecir mediante el sexo a sus feligresas. Es su derecho, pero eso no implica que debemos vivir bajo las reglas exclusivas de una visión de mundo, más aún si está impone límites a la libertad y a los derechos ciudadanos, sabemos que nuestro punto de vista de haber sido escrito hace pocos siglos atrás nos provocaría la tortura y nuestra muerte a través de diferente métodos incluida lapidación, pero eso nunca impidió ni limitará a los librepensadores que cuestionamos el estatus quo y avanzar hacia la libertad e igualdad plena de los individuos, por raza, género u orientación sexual.
Si los grupos religiosos piensan que los homosexuales merecen lugares como el infierno, tienen su derecho, nosotros preferimos construir un Gobierno no confesional (laico) que genere una sociedad donde realmente todos tengamos espacio, hace rato queremos que desaparezca el escarnio público aunque este ya no pueda llevar a la lapidación.
Se han llevado muchos millones / los que nunca trabajaron para ganar, pero sin nuestro cerebro y nuestros músculos / ni una sola rueda podría girar.
Podemos romper su poder arrogante, / aumentar nuestra libertad
cuando nos enteremos / de que el sindicato nos hará fuertes.
Solidaridad por siempre.
Ralph Chaplin, 1915