martes, 16 de abril de 2013

Un Mensaje a la Conciencia Video | Audio 16 abr 13


Un Mensaje a la Conciencia
16 abr 13
VALÍA LA PENA
por el Hermano Pablo

Cuando trajeron al joven soldado a la sala de cirugía, el doctor Kenneth Swan movió la cabeza. Dudaba sinceramente que valiera la pena tratar de salvarle la vida. Tenía ambas piernas destrozadas. El pecho lo tenía hundido. Había perdido un ojo, y el otro estaba mal herido. «Si vive —pensó el médico—, será infeliz toda su vida.» ¿Valdrá la pena operarlo? Sin embargo, lo operó.
Veintitrés años después se encontraron el doctor Swan y Kenneth McGarity, el joven que había sido herido en el campo de batalla. Sucedió en Fort Benning, Georgia, cuando el gobierno le otorgaba cuatro condecoraciones al veterano de Vietnam.
El médico y el veterano se dieron la mano. McGarity estaba lisiado y, además, ciego. Pero había cursado estudios de universidad, se había casado, tenía dos hijos y tocaba magistralmente el piano. Kenneth McGarity era un hombre entero, feliz y útil a la sociedad. «He aprendido una gran lección —dijo el doctor Kenneth Swan—. Nunca debo dudar de la validez de una operación.»
Este caso tiene dos capítulos. El primero fue la explosión de una bomba que destrozó a Kenneth McGarity en la guerra de Vietnam, y el médico que lo operó porque algo, como quiera, había que hacer. El segundo capítulo tuvo lugar veintitrés años después, cuando el médico pudo contemplar el valor de su decisión.
¿Valía la pena hacer todo lo posible por poner en orden el cuerpo destrozado de ese joven? ¡Seguro que sí! Hubo que amputarle ambas piernas. Hubo que extraerle los dos ojos. Hubo que coserlo por todas partes, y reacondicionar pecho, rostro, brazos y manos. Pero valió la pena. Tras veintitrés años de lucha tenaz, Kenneth McGarity llegó a ser un hombre completo y feliz.
¿Qué tal si damos rienda suelta a la imaginación? Un día Dios el Padre y Jesucristo su Hijo conversaban acerca del hombre, que había caído en las garras de Satanás y estaba totalmente destrozado por el pecado. El Padre preguntó: «¿Vale la pena salvar a este despreciable ser humano?» Y el Hijo respondió: «Sí, vale la pena. Tengo esperanza en él. Daré mi vida por él, y con mi sacrificio lo regeneraré y transformaré.» Así pudo haber transcurrido la conversación.
Lo que sabemos sin tener que imaginárnoslo es que Cristo vino a este mundo. Murió en la cruz del Calvario, y resucitó para confirmar el valor de ese sacrificio. A los ojos de Dios, todos somos de inmenso valor. Por eso entregó Dios a su Hijo. Y es por ese sacrificio que nosotros podemos gozar de una vida plena, abundante y digna. A eso la Biblia lo llama salvación.

Un Mensaje a la Conciencia Video | Audio 15 abr 13


Un Mensaje a la Conciencia
15 abr 13
de nuestro puño y letra
«BIEN TE QUIERE QUIEN TE ADVIERTE»
por Carlos Rey

(101 Aniversario del Naufragio del Titánic)
Era una maravilla de la tecnología náutica. Se trataba de un transatlántico británico, el buque de pasajeros más grande y más lujoso que jamás hubiera navegado las aguas de océano alguno. Tenía 269 metros de largo por 28 metros en su punto más ancho, y había sido construido de tal modo que se creía que no podía hundirse.
Emprendió su travesía inaugural el 10 de abril de 1912, partiendo de Southampton, Inglaterra, rumbo a la ciudad de Nueva York. A medida que cruzaba magistralmente el océano, la admiración de todos aumentaba debido a la ausencia de vibración y a su estabilidad no obstante una velocidad cada vez mayor. Con el mar en perfecta calma, avanzó a todo vapor hasta un punto en el Atlántico del Norte a unos 640 kilómetros al sur de Terranova.
Faltaban sólo veinte minutos para la medianoche del domingo 14 de abril, cuando un atalaya divisó un iceberg directamente en frente. El enorme transatlántico empezó de inmediato a virar, pero ya era demasiado tarde. Al chocar contra aquel imponente bloque de hielo, se abrieron por lo menos cinco de sus compartimentos estancos hacia la proa, y el buque comenzó a llenarse de agua y a inclinarse al sumergirse la proa. Se hundió finalmente a las 2:20 de la madrugada del lunes 15 de abril de 1912, y quedó sepultado en el fondo del mar, a unos cuatro kilómetros de profundidad. De unas 2.224 personas que llevaba a bordo, el renombrado Titánic sólo tenía espacio para 1.178 en sus botes salvavidas, y para colmo de males en varios de los botes quedaron muchos puestos vacantes, dejando aún más pasajeros abandonados a su suerte. En total perecieron 1.522 personas.
El buque Californian, a menos de 32 kilómetros de distancia, pudo haber socorrido alTitánic a tiempo para salvar a todos sus pasajeros, pero no recibió la señal telegráfica pidiendo auxilio debido a que el radiotelegrafista había dejado de escuchar sus audífonos diez minutos antes de la primera señal. Irónicamente, ese mismo radiotelegrafista delCalifornian le había advertido al Titánic del peligro dos veces, la última, 45 minutos antes del desastre. Pero uno de los radiotelegrafistas del Titánic, en lugar de hacerle caso, le había respondido que se callara, pues estaba interfiriendo la señal.
Con razón dice el refrán: «Bien te quiere quien te advierte.»1 Jesucristo, el Hijo de Dios, nos advirtió que el fin del mundo, ese iceberg infranqueable contra el que ha de chocar la humanidad entera, será como sucedió en tiempos de Noé: «Comían, bebían, y se casaban... hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y los destruyó a todos.... Por tanto —agregó Jesús—, manténganse despiertos porque no saben ni el día ni la hora.... Dichosos los siervos a quienes su señor encuentre... preparados, aunque llegue a la medianoche o de madrugada.»2

1Refranero general ideológico español, compilado por Luis Martínez Kleiser (Madrid: Editorial Hernando, 1989), p. 66.
2Lc 17:20,26,27; Mt 25:13; 12:37,38

Fuerte terremoto de 7.8 sacude sudeste de Irán Decenas de personas han muerto a causa del fuerte terremoto de 7.8 grados de magnitud en la escala de Richter que sacudió hoy el sureste de Irán, cerca de la frontera con Pakistán, y que fue sentido asimismo en otros países vecinos.


Fuerte terremoto de 7.8 sacude sudeste de Irán
Decenas de personas han muerto a causa del fuerte terremoto de 7.8 grados de magnitud en la escala de Richter que sacudió hoy el sureste de Irán, cerca de la frontera con Pakistán, y que fue sentido asimismo en otros países vecinos. El temblor, que afectó al suroeste de Pakistán, se sintió en otros países de la zona como Afganistán y la India y se produce apenas una semana después del terremoto de 6.1 grados que causó la muerte a una cuarentena de personas en la provincia iraní de Bushehr.
El centro indio de información sobre desastres naturales INCOIS ha valorado la magnitud del sismo en 7.9 grados en la escala abierta de Richter, con epicentro en la frontera irano-paquistaní.
Siete aldeas fueron afectadas por el temblor en las inmediaciones de Saravan, una ciudad con múltiples construcciones frágiles construidas con adobe.
El número de réplicas apreciables de este seísmo superaron el centenar y algunas de ellas superaron los 5 grados Richter, según el Centro Sismológico Nacional iraní.
Irán se encuentra en un área de frecuentes terremotos y uno de los últimos con graves efectos se produjo en agosto del año pasado, en la provincia de Azerbaiyán Oriental, donde murieron 306 personas y 4,500 resultaron heridas al registrarse dos movimientos consecutivos de 6.2 y 6 grados Richter.