domingo, 22 de julio de 2012

Sismo de 4.3 se registró en la zona sur



Un sismo con una magnitud de 4.3 grados en la escala Richter se produjo esta tarde y su epicentro fue localizado en la zona sur del país.
La Red Sismológica Nacional (RSN) informó en su página en Internet que el movimiento ocurrió a las 4:46 p. m., tuvo una profundidad de 3,9 kilómetros y lo ubicaron a 54 km al sur-suroeste de Laurel de Corredores, Puntarenas.
El origen del sismo se encuentra muy cerca de las placas Coco, Nazca y Caribe. Y puede estar asociado con la zona de Fractura de Panamá.

LISTA DE LOTERIA NACIONAL SORTEO 4194. TE VERDE DEL CENTRO NATUAL LA FUENTE PRESENTA NUMEROS PREMIADOS DEL DOMINGO 22 DE JULIO 2012. JUNTA DE PROTECCION SOCIAL DE SAN JOSE. TE VERDE DEL CENTRO NATUAL LA FUENTE SERVICIO EXPRESS 22505454 -22190505


LISTA DE LOTERIA NACIONAL SORTEO 4194. 
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http://www.jps.go.cr/Listas/4194.pdf

El matrimonio homosexual significa que no hay límites; y sin límites no hay civilización.



El matrimonio homosexual significa que no hay límites; y sin límites no hay civilización.
Chantal Delsol acaba de escribir un comentario a las recientes elecciones presidenciales francesas en Valeurs Actuelles. Delsol se centra en la cuestión del matrimonio homosexual, que Hollande introdujo y apoyó en la campaña… pero que ella considera que Sarkozy también hubiera acabado aprobando. Parece pues que esta cuestión es ineludible.

¿Por qué? Porque nuestros regímenes políticos, sostiene Delsol, se han vaciado por completo de cualquier fundamento que los trascienda. Religiosos, por supuesto, pero también aquellos fundados en la ley natural, asumidos por todas las sociedades que en el mundo han sido (hasta llegar a nuestro experimento actual, queFinkielkraut advierte que es único en la historia de la humanidad y dudosamente sostenible). En una sociedad sin fundamento más allá de lo que ella decida en cada momento (siendo precisos ella nunca decide nada, unos pocos deciden lo que ha de decidir y le hacen creer que es ella quien decide) los límites desaparecen… y con los límites la propia civilización.

De hecho, sigue la filósofa francesa, en todas las sociedades los límites son definidos y precisados; es lo que hizo entre nosotros el cristianismo que ha conformado nuestra civilización. Es lo que ha hecho en China el confucianismo con, por ejemplo, el valor que da a la familia y a la filiación, lo que les hace rechazar la clonación. Aquí, al abjurar del cristianismo, hemos rechazado también la civilización y nos hemos quedado literalmente sin nada en que fundamentar los límites necesarios para llevar una vida humana. Nihilismo absoluto, aunque lo sirvan en un envoltorio engañoso.

Delsol lo explica a la perfección: “La exigencia del matrimonio homosexual y de la adopción de niños que le va aneja, es un proyecto nihilista porque rechaza por principio debatir la cuestión de los límites: todo lo que yo quiera, ahora mismo y sin importar cuáles sean las consecuencias”. Esta es la lógica detrás del matrimonio homosexual.

Y sigue Delsol extrayendo las conclusiones lógicas.

Por un lado, la religión, con sus límites, es detestada. Los adeptos del nihilismo están “claramente dispuestos a todo, incluso a destruirlo todo, para destruir definitivamente las creencias enemigas. De aquí el odio con que actúan, un odio que les ha llevado a querer hacer ilegal cualquier opinión contraria a la suya”.

El segundo factor es “la sustitución de los valores morales por el único criterio del sufrimiento y del deseo individuales: impedir que los homosexuales se casen es inhumano pues esto les provoca sufrimiento. ¿Por qué impedírselo si se aman? Con este razonamiento se justifica cualquier cosa. Unos holandeses han acordado un matrimonio de tres. Un joven australiano se ha casado el año pasado con su perro. Niños de diez años podrían casarse si se quieren. Y también un padre con su hija, si también se quieren.

Cuando nada detiene el deseo, ni la religión, ni la tradición, ni ninguna sabiduría más alta, entonces el daño no está lejos. Nuestros contemporáneos lo saben bien pues en todos los otros ámbitos militan contra el deseo todopoderoso: en el medioambiente o en la economía. En esos ámbitos son conservadores en el buen sentido del término: en el sentido de que debemos conservar el futuro. 
¿Por qué tendríamos que limitar nuestros caprichos con el fin de proteger el futuro de los bosques o el de los trabajadores y no proteger el futuro de la familia y de la filiación?

Me parece que Chantal Delsol ha dado en el clavo.

MEP Sub/versivo: El buen sexo y su mala fama LEONARDO GARNIER RÍMOLO MINISTRO DE3 EDUCACION PARA WALTER EDUARDO RODRIGUEZ CAMPOS DIRECTOR DE LA VOZ DEL PUEBLO



WALTER RODRIGUEZ CAMPOS,

En estos días, el tema de los programas de Educación para la Afectividad y la Sexualidad ha estado realmente en el tapete. Por eso he querido aprovechar la solicitud que siempre me hacen en el mes de Julio los compañeros del Departamento de Educación Religiosa, para que escriba un artículo para su publicación correspondiente al "Mes de la Familia". Creo que este es un tema más que urgente para promover un diálogo al interior de nuestras familias. 
 
El buen sexo (y su mala fama)

Leonardo Garnier
Ministro de Educación Pública, Costa Rica


Se le ha hecho mala fama al sexo. Algunos piensan que mejor ni hablar de ello, a ver si pasa desapercibido. Otros hablan de él como quien habla del demonio mismo. Es perverso cuando lo practican los jóvenes y asqueroso cuando lo hacen los viejos. Al final, queda apenas para un pequeño grupo de hombres y mujeres casados que se ven obligados a sacrificarse en la realización de "el acto" no por el acto mismo - eso sería pecaminoso y malsano - sino para garantizar la preservación de la especie.

Eso dicen. El sexo, sin embargo, nos rodea y se nos cuela por dentro y por fuera en todos los aspectos de la vida y, al hacerlo, se trasciende a sí mismo: bien visto, el sexo es mucho más que eso que llaman sexo. El sexo verdadero, no es pornográfico, no lastima, no se regodea en la humillación del otro; el sexo acaricia, no lastima; el sexo respeta y comprende, no humilla; el sexo se acerca siempre preguntando y ofreciendo, nunca forzando a nadie; el buen sexo busca ante todo la satisfacción del otro, no el goce egoísta. El buen sexo tiene mucho que ver con el amor: el sexo no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés. El sexo al que aspiramos no parte del abuso sino del afecto, le importa el otro y surge siempre del afecto y del respeto por uno mismo y por el otro. El sexo es placentero, sí, pero ese placer encuentra su mejor sentido en el disfrute recíproco y cariñoso de la pareja: los dos se harán una sola carne.

Una sexualidad bien llevada es parte integral de una vida bien llevada, de una vida centrada en el afecto, en el respeto, en el disfrute de nuestros vínculos con los demás. Una vida que comprende y que vive el amor en todos sus aspectos, y que es capaz de sentir al otro como nuestro igual y de amarle como nos amamos a nosotros mismos. No hay nada sucio, nada pecaminoso, nada perverso en una sexualidad placentera y responsable que se constituye en un elemento más de nuestros vínculos afectivos.

Pero no es tan fácil. Hay riesgos, hay peligros, hay amenazas. Y los seres humanos caemos fácilmente en la tentación.

Con una facilidad trágicamente humana, pasamos de la caricia al golpe. En un instante nos olvidamos que estábamos ahí para ser una sola carne y aprovechamos cualquier grieta, cualquier debilidad para imponer nuestro dominio, y usamos el sexo como herramienta de poder y de control. El sexo es poderoso, y es grande el daño que podemos hacer si lo usamos como arma. Podemos ahogar al otro en el abrazo, asfixiarlo hasta que se niegue a sí mismo y se someta al dominio que buscamos. El sexo que busca placer a toda costa, es un sexo que abusa del otro sin importarle si es un niño o una niña pequeña, sin importarle si es un hombre o una mujer que quiere y consiente, o que simplemente se deja... temeroso de decir que no. El miedo y el sexo no debieran ir nunca juntos. Pocas cosas pueden hacer tanto daño como el disfrute que se obtiene del miedo, de la fuerza, del abuso, del dominio.

Acechan además las otras consecuencias del sexo precoz, del sexo forzado, del sexo descuidado: se puede perder o hipotecar la vida en un instante de abuso o de descuido. Hay enfermedades tan graves que pueden causar la muerte. Pero está sobre todo la reproducción no deseada, el embarazo infantil o juvenil, el verse forzadas desde muy temprano a una responsabilidad que aún no les correspondía, a ser madres cuando eran todavía niñas, a ser madres cuando no lo deseaban, cuando no estaban física, mental o afectivamente dispuestas a serlo. Y ellos, a ser padres también: unos, jóvenes asustados que muchas veces huyen de las consecuencias de un descuido irresponsable; otros, adultos que abusaron de su poder y a los que simplemente no les importa.

Así somos los seres humanos: podemos tomar lo más maravilloso y transformarlo, a base de miedo y egoísmo, en una tragedia, en un pecado de los más nefastos: destruir la vida de los otros por un malentendido disfrute pasajero.

Por eso debemos hablar de sexo, acabar con su mala fama, con su tabú, sacarlo del escondite en que lo hemos ocultado y airearlo: que todos lo conozcan, que aprendan y que aprendan bien: hay que vivir sanamente la sexualidad, responsablemente, amorosamente. Esto tenemos que aprenderlo desde muy pequeños, en nuestras casas, con nuestros padres, hermanos, abuelas... el diálogo con los jóvenes es fundamental. Tenemos que aprenderlo también en la escuela y el colegio, abrir espacios para la reflexión y esa educación para la vida y la convivencia que tanta falta nos hace. Educar para la afectividad es algo vital, aprender a querer y respetar, aprender a dar y recibir cariño, aprender que la caricia no es un arma sino un gesto de afecto, y que puede ser muy hermoso.

No debemos temer al sexo ni, mucho menos, a la educación sexual. Temamos, sí, a la ignorancia que permite transformar la manzana - fruta sana y sabrosa - en fuente de pecado y, al sexo, en fuente de agresión, de dominio, de maltrato y de abuso egoísta. Liberémonos del miedo y la ignorancia. Sepamos ser criaturas del amor.

 
La importancia de opinar
 
Este es un tema en el que probablemente la mayoría de los costarricenses estemos de acuerdo: la educación sexual es urgente e importante y más si la entendemos - como hemos tratado de hacerlo - como una educación para la afectividad y la sexualidad integral. 

En la última Encuesta Nacional de Salud Sexual y Reproductiva, un 93% de los adultos entrevistados manifestaron su acuerdo en que el Ministerio de Educación Pública cumpliera con esta responsabilidad que no viene a sustituir, sino a complementar el papel de la familia, que es vital en este campo. Un 93% es un porcentaje tan alto que pocas veces vemos algo parecido, muy pocas veces un tema concita el apoyo del 93% de la población. 

Sin embargo, como suele suceder en estos temas, ese 93% suele permanecer relativamente silencioso mientras que el otro 7% asume una posición muy beligerante en contra de la educación para la afectividad y la sexualidad. 

Si realmente estamos convencidos de que esto es importante, no puede ser que guardemos silencio. Es importante que como ciudadanos, como miembros de organizaciones, como trabajadores, como empresarios, en fin... como personas interesadas en el bienestar de nuestras niñas, niños y jóvenes, nos manifestemos en estos días sobre este tema de trascendencia nacional. 
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